Bailes, atuendos, alegría y un gran homenaje a Latinoamérica a la manera del Festival Cordillera, fue lo que se vivió durante dos días en el Parque Simón Bolívar, en Bogotá, reuniendo aproximadamente a más de 40.000 asistentes cada jornada.
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El encargado de abrir la segunda jornada del festival, este 15 de septiembre, fue Andrés Correa, a las 1:25 p.m. en el escenario Aconcagua, espacio que recibe su nombre por la montaña argentina que hace parte de la cordillera de los Andes. El bogotano puso a sonar el escenario al ritmo del rocanrol y el pop.
Después de eso y con más gente llegando al festival y a las tarimas. La Severa Matacera y Lalo Cortés estuvieron en simultáneo. La Severa puso su reggae colombiano en la tarima principal Cordillera y en Cocuy, la más pequeña de las tarimas, pero que representa el nevado colombiano Lalo puso el flow.
“Vengo a darles mi alma. Está música también es suya, muchas gracias por llegar” dijo Lalo Cortés a las 2:22 p.m. y cantó 'No se ve'.
“No me había permitido sentir como ahora, de eso se trata. Todos acá son mis amigos y sin ellos no hubiera podido hacer eso” fue la frase que pronunció Lalo Cortés para darle la bienvenida al Avispero, un grupo musical que aparece en conciertos y está formado por La Muchacha, Briela Ojeda, Delfina, Liana y por supuesto, Cortés.
Después de una canción, las integrantes del Avispero se bajaron del escenario a zumbar felices la música y el 'flow' de Cortés que para finalizar cantó su nuevo EP 'Yo no sé querer poquito' y agradeció al público que con aplausos acompañó su acapela.
En el escenario Cotopaxi, la banda Mi amigo invencible cantó su 'indie' rock argentino. En todas sus canciones puso al público a cantar señalándole con el micrófono y preguntó cosas. Mientras cantaba 'Cada vez', por ejemplo, sugirió al público “más fuerte la próxima vez” después de ponerlos a corear. Fueron además uno de los grupos que más objetos de mercadeo propio envió al festival. En el stand se encontraban afiches, camisetas y botones de la banda.
Omara Portuondo, una leyenda viva
El relieve del Cordillera lo puso la artista cubana Omara Portuondo, cuyo legado musical se reactivó para el mundo con el fenómeno del Buena vista Social Club. Primero, la orquesta que la acompañaba comenzó con un danzón encabezado con flauta traversa.
A las 3:30 p.m. apareció en el Aconcagua: “Mira cuánta gente te quiere acá en Bogotá” dijo un integrante de la Orquesta la Failde, sus acompañantes. Entonces, la leyenda se deslizó sobre el escenario a sus 93 años de edad, vestida con su habitual turbante y pantalón fucsia. Sentada, interpretó éxitos como '20 años' y 'Dos gardenias' que llevó al público a las lágrimas.
'Bésame mucho' vino después y fue coreada pór el público. Así se despidió la leyenda “La más sexi, la más hermosa, la más cubana: Omara”.
El ritual de La maldita vecindad
“En este tiempo necesitamos fortalecer nuestro corazón, nuestra unidad. Vamos a realizar acá una ceremonia en honor a nuestros ancestros para alejar toda la enfermedad y negatividad de estos tiempos”, dijo Rolando Ortega, vocalista de la banda, para dar inicio al ritual de su concierto.
La Maldita Vecindad se negó a decir Bogotá y siempre nombró al territorio que pisaba por su nombre original Bacatá y aprovechó para celebrar el grito de independencia de México, acompañada de una de las comparsas del Carnaval de Negros y Blancos de Pasto.
Desde que la agrupación cantó 'Solín', los círculos de paz y baile se formaron en el público, y luego vino 'Quinto Patio Ska'.
Ese fue un concierto con olor a césped pisado y aplastado por los círculos de paz y baile. Y olor a yerba quemada: "Alzamos las manos y sacudimos todo lo malo, que todo lo malo se vaya y que todo lo bueno venga para nosotros y el mundo entero", fue el preámbulo de 'Lo pasado, pasado' y continuó el ritual.
A La Maldita v¿Vecindad tocaba verla entre las manos levantadas. Los artistas sudaron con el sol que empezaba a esconderse y se despedía directamente contra el escenario. Eufóricos, el vocalista se agachó y el baterista hizo malabares con las baquetas.
Con ‘Pachuco’ los círculos de paz y baile terminaron siendo tornados que giraban en una misma dirección y cambiaban de rumbo de vez en cuando. Terminaron con ‘Kumbala’.
Duplat se presentó en el Cocuy con su música disco y pop el nevado se volvió ochentero. Un pantalón de rayas de colores, una camisa amarilla clara y unas gafas rosadas le sirvieron de pinta al artista independiente que llevó como invitado a Manuel Medrano con quien cantó ‘Fresa’ e ‘Intensos’.
Una de sus canciones, explicó, la escribió para contar que la vida no es difícil, simplemente “La vida está rara”. Duplat no solo cantó, tocó saxofón, piano y se aventó al público. Allí, arriba de los brazos de sus seguidores terminó el concierto.
Aforo lleno en La Derecha y León Larregui
Casi a las 5 de la tarde, el mexicano León Larregui se convirtió en caleidoscopio en Aconcagua, mientras que la banda bogotana La Derecha puso a rockear a muchísimas personas en Cotopaxi.
A Larregui lo recibieron con gritos de emoción. Abrió con la caja de pandora, la 'Magic Music Box'. Entre una y otra canción León vio la luna que quedaba en frente del escenario y que a las 5 se enfrentaba todavía al sol en el atardecer del cielo. Después vino 'Souvenir'.
Vestido de un traje de gamuza casi negro, lo que más resaltaba en el vestuario de Larregui era el amarillo de la camisa que tenía debajo que resultó ser una sorpresa para el público, era la camiseta de Colombia.
Detrás de Larregui el sol, en frente la luna, en la pantalla una ilustración especial y en su música un sintetizador futurista. Todo ahí eran colores y trances, un caleidoscopio.
Todavía faltaban 20 minutos para iniciar el concierto de La Derecha y ya la gente estaba llegando a Cotopaxi para escuchar a la banda bogotana de rock alternativo del también actor Mario Duarte.
Cantaron canciones muy conocidas como 'Cinco Puñales'. Y llevaron a un guitarrista invitado llamado Alejo, un amigo de la banda que electrificó la guitarra. Mientras Duarte invitaba al público a cantar con él.
El turno fuerte de Molotov y Usted Señálemelo
La banda mexicana Molotov hizo retumbar la Cordillera con 'Amateur'.
“¡Qué dice Colombia!” bastó para recibir un grito estridente y emocionado del público. Fue quizás uno de los conciertos que más asistentes tuvo. Coreaban las letras completas de ‘Chandwich a La chichona’, ‘Gimme the Power’ y ‘Pendejo'.
"Colombia: el que no salté que chingue su madre", gritó Tito Fuentes.
El llamado sirvió de preámbulo a 'Chinga tu madre', la canción que hizo temblar el suelo del escenario con miles de personas saltando al tiempo en el césped del Simón Bolívar, mientras se escondía el sol.
También sonó 'Frijolero'. "Sí la están pasando chido, yo me las estoy pasando un huevo" dijo el vocalista.
El 'pogo' llegó con las primeras canciones. Las gradas vip estaban llenas de gente sentada, abajo la gente paseaba, brincaba, grababa y lo menos animados movían la cabeza. Hasta que Molotov declaró: "El que no brinque es 'Puto'".
Para finalizar el concierto una voz rola 'gomela' se escuchó en el escenario. Era la de Juanpis González, el comediante colombiano que invitó a todos a ver a Molotov en el Movistar Arena.
Babasónicos y José Madero cantaron en Aconcagua y Cotopaxi
Los Babasónicos entraron humildes y 'hippies' al escenario que se iluminó como exposición de museo con un fondo rupestre. Después de la segunda canción se sacudió la nariz y cantó “pero es que no soy nada sin ti…” Mientras las guitarras eléctricas pusieron a cantar, bailar y brincar a los asistentes que a esa hora ya llevaban cerca de seis conciertos.
El escenario de los argentinos fue cambiando de colores durante la noche. Y el vocalista tuvo una puesta en escena de contorsionista. La gente movía el puño hacia arriba. Hasta que un sonido extraterrestre le dio pasó a 'Bye bye' y un corista descalzo que bailaba.
"Que hermosa noche nos tocó, considerando que siempre está nublado”, dijo Adrián Dárgelos, el vocalista.
José Madero cantó en Cotopaxi, el único escenario cubierto con carpa. El apoyo audiovisual de su concierto eran un collage e imágenes retro. Había poca gente, pero quienes asistieron cantaban todas sus canciones como verdaderos fanáticos. La gente se movía lenta y feliz de un lado al otro.
Romance y fiesta con Fonseca y los Bandalos Chinos
Llegó el momento del romanticismo con Fonseca en Cordillera. En ese momento aparecieron y se manifestaron las parejas y el amor. El concierto inició con una transmisión a dos pantallas de sonidos e imágenes naturales hasta que el artista apareció en la tarima con un traje verde de explorador y cantó 'Eres mi sueño' junto a su agrupación.
Siguió con 'Simples corazones'. En medio del espectáculo hubo fuegos artificiales y confeti plateado. Después de eso, ingresó a la tarima un coro que lo acompañó en la canción 'Ven', que compuso en honor a su hija. Fonseca le puso el ritmo más colombiano y folclórico al festival que se realizó por tercera vez en Bogotá, en una presentación que terminó con fuegos artificiales y el entusiasmo de la gente.
En el escenario Cocuy, a las 8 p.m. se presentaron los Bandalos Chinos (escrito así), una agrupación argentina de 'indie pop'. El escenario se puso azul. Quienes estaban sentados se pusieron de pie y empezaron a gritar.
“Buenas noches, Cordillera ¿cómo estamos? Veo que bien” dijo el vocalista, quien feliz y activo cantó con el público 'Mi fiesta', acompañado de saxofón y una pandereta. Alguien del público sostuvo todo el concierto un globo amarillo que aparecía como silueta en la mitad del escenario.
Los artistas argentinos Airbag y Trueno a la misma hora
En el escenario cubierto se presentaron los tres hermanos: Gastón, Patricio y Guido que conforman Airbag. Pusieron a los asistentes a saltar al ritmo de su 'hard rock'. Desde las 9: 15 p.m. y por una hora.
En la tarima de Aconcagua se presentó el rapero Trueno, quien también fue uno de los artistas con más asistentes en su concierto. Su entrada la realizó cargando una grabadora, haciendo alusión a la elección de la canción con que inició.
A esa hora, 9:30 p.m. ya había desmayados en el público. Mientras tanto, Trueno cantaba en una pequeña tarima encima de la tarima oficial, así fue su aparición. Sus canciones y presentación se alternaban con dos acompañantes que le hacían las veces de coristas y dos guitarras eléctricas.
“Qué pasó con mis parces de Colombia”, fue lo primero que se escuchó decir. También mandó un saludo a Bizarrap y cantó la sesión que hicieron juntos. Su canción contra el abuso policial puso a saltar a todos y el emblema del dedo medio levantado apareció en las manos levantadas de todo el público que lo acompañó.
“Somos un montón de gente”, afirmó viendo el público. Cantó 'Night', 'Rain', 'Mami Chula' y otras canciones de su último álbum 'El último baile'. En una de sus apariciones salió con dos medallas de oro y plata que condecoraron su canción 'Real Gangsta Love'. Trueno prendió el escenario y puso a ondear las manos, el símbolo del rap.
En su concierto aparecieron tres elementos del hip hop y tres de la tierra: hubo fuego, agua gratis y mucho aire. Trueno terminó sin camisa y cantando 'Dance Crip'.
La Konga de Los Fabulosos Cádillacs
El grupo argentino La Konga cantó en Cocuy y le puso calor y sabor al nevado. Mientras cantaban al mismo tiempo y combinaban sus bailes y coreografías en cada tema musical. Los tres integrantes del cuarteto pusieron a bailar al público que lo acompañó hasta las 11:30 p.m.
Los Fabulosos Cádillacs aparecieron en Cordillera al frente de un inmenso fondo rojo. Abrieron con 'Mal Bicho' y sembraron humor con el “perreo del señor Fabio”, uno de sus integrantes. Pidieron oscuridad para rezar y decir no a la injusticia y a la codicia.
La banda argentina interpretó casi dos horas y como hicieron pocas intervenciones tuvieron tiempo de tocar muchas de sus canciones. La gente gritaba y brincaba en temas como 'Carmela' y 'Manuel Santillán'. Los timbales y el trombón subieron el ambiente y algunos asistentes animados le dijeron que sí al pogo.
'Calaveras y diablitos' se convirtió en una dinámica con el público. La mitad gritaba "Calaveras" mientras el vocalista hacía una mueca de estirarse el mentón y la otra mitad gritaba "Diablitos" a la señal de la mano empuñada con el meñique y el pulgar extendidos.
A esa hora, en el Cordillera no todos seguían en los conciertos, había mucha gente en la zona de comidas, los caminos de circulación, otros dormían solos o en colectivo en los tikis o carpas de la organización.
Mientras tanto la revolución de la música de los Cadillacs aumentó y el porcentaje de alcohol de los asistentes también, hacía estragos la cerveza. La banda se despidió, el público coreó "otraaaaaaa" y vinieron entonces 'Matador' y 'Vasos Vacíos', que culminaron el espectáculo.
Rock y perreo al final del Cordillera
Él mató a un policía motorizado, la banda de 'indie rock' argentina se presentó en Cotopaxi. Los asistentes no eran muchos a esa hora, el festival Cordillera ya empezaba a decaer (el lunes es día laboral) y la mayoría de los asistentes que continuaban con energía se fueron a perrear con Rels B.
El cantante y compositor español de R&B, 'dancehall', pop, hip hop y 'reggaeton' se demoró en salir a la tarima Aconcagua. Sonaba '1 de enero, Punta Cana' en las pantallas, mientras entraban su baterista, guitarrista y sus tres coristas. El público lo seguía llamando y por fin apareció con un pantalón beige y una camiseta negra que decía: "My girl is colombian / Nothing scare me" (Mi chica es colombiana / nada me asusta).
Cantó 'Pa quererte' y dijo: “Colombia, si te la sabes ayúdame”, antes de interpretar varias canciones como 'Cómo dormiste', 'Un rodeo' (de su álbum 'Afrolova´23'). 'Me olvidé de los dos' la cantó en una versión instrumental de solo un piano de cola frente al cual se sentó con una bandera de Colombia colgada.
Sus tres coristas también fueron protagonistas, sobre todo Neli en la canción 'Sin Mirar las señales'.
"Buenas noches, guapos y guapas", saludó mientras cantaba otras canciones de su álbum ''A new star 1993'. Preguntó por los fanáticos "de los de antes". Igual que en el concierto de Trueno, bolsas de agua volaban por los aires en varios momentos.
Aunque el público estaba de fiesta y 'perreando' todo el concierto, las canciones más aclamadas fueron las de despecho. Rels B terminó el Cordillera con una rumba como de playa, pero en Aconcagua y a los 12 grados de la 1 de la mañana en Bogotá.
LEIDY RESTREPO Y LAURA AMARILLO
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO