El desafío de ser líder en una de las zonas más complejas del país: el Cauca

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El líder indígena, Eduin Mauricio Capaz Lectamo, quien ha dedicado su vida a la defensa del ambiente y del territorio en el norte del Cauca, cuenta cómo es su lucha en medio de amenazas e intimidaciones.

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“El Cauca es una de las regiones con mayor complejidad a la hora de ser un líder social indistintamente de qué sector represente o sea su voz, creo que es el doblemente más alto el índice de asesinatos que, a nivel del país, habría que revisar una cifra de la fiscalía general de la nación donde indica el índice de asesinatos por cada 100,000 habitantes, nosotros estamos doblando esas cifras y en comparación a otros departamentos, a veces hasta tres veces más”, explica Eduin.

Capaz Lectamo, de 39 años, miembro del pueblo nasa, ejerce liderazgo en una convulsa zona del país en donde han confluido diferentes elementos del conflicto armado, desde estructuras criminales hasta los intereses de privados que buscan obtener riquezas.

Para el líder, esta sociedad; “ha sido permeada no solo por la economía ilícita, sino por la cultura alrededor de esas economías, como el rompimiento familiar, la búsqueda de dinero fácil, juventud en un promedio de edad muy temprana, no acatando las reglas del gobierno ni familiares, cuyas vidas y cultura giran alrededor de un machismo, de un libertinaje, que también terminan casi que naturalizando la violencia como una forma de control social, algunos sectores, algunos grupos sociales no dirigen sus problemas al presidente de junta acción comunal, sino a estos grupos armados. Nosotros como voces de liderazgos, por supuesto rechazamos este tipo de cosas”.

Según narra el líder indígena, los ataques y las amenazas son tan recurrente que ya pasan desapercibidas. Por eso, su llamado es a que haya mayor presencia del Estado.

“La otra complejidad está alrededor de lo que los mismos líderes sociales han planteado como salida, que es la de tener territorios con mayor presencia del Estado, con empoderamiento de las estructuras sociales ,que sean los gobiernos propios, tanto afros, como campesinos e indígenas que puedan enmarcarse al desarrollo de cada una de sus comunidades, que de alguna forma la educación, la salud, la economía, todo esto que las los grupos sociales han establecido en un desarrollo, se pueda dar garantías para realizar”.

Cali Colombia 16 de junio de 2024 
En cumplimiento del compromiso con los jamundeños, este fin de semana se puso en marcha una Caravana de Seguridad como parte de la estrategia liderada por la Gobernación del Valle del Cauca, la Policía Nacional, el Ejército y el Gaula, para garantizar la tranquilidad en el territorio.
Con la presencia de 132 policías de diferentes especialidades, así como soldados del Batallón Pichincha y unidades de tránsito se adelantan controles en diferentes sectores del municipio.
Fotos Santiago Saldarriaga Quintero / EL TIEMPO

Ante el asedio de grupos armados en el sur del Valle del Cauca y el norte del Cauca, la Fuerza Pública aumentó sus patrullajes en zonas de mayor complejidad.

Foto:Santiago Saldarriaga Quintero

En el norte del Cauca, las estructuras criminales se disputan las tierras. Es la consecuencia de la falta de implementación del Acuerdo de Paz entre el Estado y las antiguas Farc: ese grupo armado salió de sus territorios, pero el Estado se demoró en ocuparlos y otros grupos ilegales llegaron primero.

“Se depositaron muchas esperanzas en el acuerdo de paz, pero debido a la ralentización de su implementación y la reorganización de grupos actores armados, varios territorios del Cauca se volvieron en escenarios de violencia y las voces de los líderes, se vuelven voces incómodas que muchas veces las quitan con acciones de amenazas, de intimidación y asesinatos”, destaca Capaz.

De acuerdo con la fundación Paz y Reconciliación, luego de la firma del Acuerdo de Paz, en esa zona surgieron, incluso, estructuras criminales conformadas por excombatientes de varios frentes extintos de las Farc que se repartieron por municipios como Caloto Santander de Quilichao, Buenos Aires y Miranda.

Es común que circulen las amenazas y que estas lleguen en forma de panfletos de cualquier estructura criminal no identificada o que se hable de la presencia del Cartel de Sinaloa.

En Jamundí, Valle: ‘O estás con disidentes o en contra’

La única Junta de Acción Comunal en una zona rural de país con todos los puestos vacantes está en el corregimiento de Villacolombia, en lo alto de Jamundí. Este es el municipio en el sur del Valle del Cauca que ha sido golpeado por más de una veintena de acciones terroristas por parte del frente ‘Jaime Martínez’, de las disidencias de las Farc, bajo el mando de ‘Iván Mordisco’ y donde siguen las extorsiones a comerciantes, así como secuestros, quemas de maquinaria y presiones a la comunidad para la construcción de carreteras y puentes al servicio del grupo armado. Hay físico miedo para ejercer un liderazgo comunitario, como lo hizo hasta la madrugada del primero julio de este 2024, Yeri Edwin Gaitán.

Quienes lo conocieron saben que desde muy joven le apostó a trabajar por sus vecinos, por impulsar trayectos con placa huella para facilitar el acceso y el tránsito de campesinos de la región, además de luchar por un mejor alcantarillado o vivienda en áreas del corregimiento de Villacolombia. Yeri Gaitán fue presidente en este pedacito de territorio, pero que se ha convertido en una caldera del terror porque las disidencias en lo alto de Jamundí, donde no hay policía, siguen exigiendo carnés otorgados por ellos mismos a la comunidad para que pueda permanecer con vida, desempeñando sus labores.

Yeri Edwin Gaitán, presidente de la JAC de Villacolombia, asesinado en en esta zona rural de Jamundí.

Yeri Edwin Gaitán, presidente de la JAC de Villacolombia, asesinado en en esta zona rural de Jamundí.

Foto:Archivo particular

Pero cada vez que hay una reunión convocada por los disidentes, la comunidad debe acudir, así como también deben hacerlo presidentes y otros integrantes de JAC. Una de esas reuniones, de acuerdo con líderes y moradores de Villacolombia que por el mismo miedo piden no dar sus nombres, se cumplió el 30 de junio de este año, un día antes del asesinato de Gaitán por parte de las mismas disidencias.

Esa reunión se llevó a cabo en el sector de Chorrera Blanca, donde el grupo armado exigió topes de hasta 100 millones de pesos a comerciantes para la construcción de una nueva carretera en zona rural de Jamundí. Ya es conocida la de 14 kilómetros que va del sector conocido como El Despunte hasta el sector La Playa, cerca del río Naya. El objetivo es conectar esta zona del limítrofe con el Cauca para llegar a esta región o dirigirse hacia Buenaventura y de allí tener vía libre hacia el mar del Pacífico colombiano. Es una de las rutas para la salida de cargas de droga y armas.

La carretera al Naya reemplaza las mulas que eran utilizadas en la zona alta para llevar a cuestas el producido de coca y por las que hace una década se pagaba entre 9 y 10 millones de pesos, en recorridos por Villacolombia, Timba (Valle) y San Antonio. Los animales también llevaban sobre sus lomos, materiales para la explotación ilegal de oro por la cercanía con el cordón montañoso de los Farallones. En esta área, que también cubre zonas de Cali colindantes con el parque natural, un kilo del mineral puede costar 72.000 dólares (casi 300 millones de pesos), un precio histórico que motiva a que esta economía ilegal crezca en la reserva, según el ministerio de Ambiente.

Por ello también siguen los cobros de hasta 10 millones de pesos como multas a quienes no presenten carnés tramitados por los disidentes, pero con intermediación de los líderes comunitarios, presionados también para esta tarea. “Acá ser un líder es convertirse en un blanco. O estás acatando lo que dicen los disidentes o si estás en desacuerdo matan”, comentó uno de los habitantes de Jamundí. “Si no se hace lo que los disidentes dicen hay riesgos de asesinatos”, añadió el labriego.

Informaciones de la misma comunidad dan cuenta que Gaitán se habría reunido con miembros de la Tercera Brigada para informarles la nueva amenaza de los disidentes de las Farc sobre esas extorsiones y la construcción de una nueva carretera. Sin embargo, el grupo armado se habría enterado y por eso, a las 4 de la mañana de ese primero de julio, cuando en casa de Gaitán había una reunión social, llegó una mujer de las disidencias y requirió a Yeri. Pese a que la familia del presidente de la JAC estuvo renuente, el líder acudió bajo el engaño de que había un problema que debía ser resuelto. Pero al salir, el líder fue conducido a la cancha de fútbol del vecino corregimiento de Ampudia, también zona alta de Jamundí y allí fue asesinado por 27 disparos.

Después del asesinato del presidente de la JAC de Villacolombia, los demás miembros de la junta renunciaron a sus cargos, es decir, en este corregimiento no hay junta comunal ni representantes que velen por los intereses de la comunidad. Nadie se atreve a postularse.

Yeri Gaitán siempre quiso ser un líder, pese a los asesinatos de otros líderes que él mismo había conocido, asesinatos cometidos también por estos grupos armados. Uno de ellos fue el de Libardo Moreno, activista de 76 años y amigo de Yeri. Era el administrador del acueducto de Villacolombia. Fue asesinado el 23 de julio de 2018. El 23 de agosto del año pasado fue asesinada la lideresa Claudia Ordóñez.

El caso de Yeri Edwin Gaitán es uno de los 13 asesinatos de líderes en el Valle del Cauca, en lo que va del 2024, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).

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