A sus 27 años María Fernanda García Conde, oriunda de Ibagué, Tolima, y radicada en la ciudad de Quito, Ecuador, donde estudia Danza Profesional, pasa por uno de los momentos más difíciles de su vida, ya que trata de reponerse del brutal ataque del que fue víctima a manos de un hombre a quien consideraba su amigo, quien le propinó 16 cuchilladas.
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La película de terror que transformó su vida sucedió la noche del pasado 11 de octubre, cuando compartía en un local comercial de Ibagué junto a Jairo Alfonso Sandoval Forero, 39 años, un hombre con el que solo existía una relación de amistad.
“Me propuso que pasáramos una noche juntos, y, cuando rechacé su atrevida invitación, se llenó de ira, rabia, se ofuscó mucho y me atacó salvajemente con un cuchillo que cargaba”, afirmó la joven, quien en una clínica fue sometida a una cirugía de reconstrucción del rostro, pues el arma blanca le causó heridas en un conjunto de músculos que tienen influencia clave en las expresiones faciales.
“Fue horrible, pensé que esa noche moría, pues me atacó con mucha furia”, dijo la mujer.
María Fernanda había viajado de Ecuador a Ibagué con el objetivo de visitar a sus familiares, por lo que el 11 de octubre, su supuesto amigo la invitó a almorzar en la casa de la mamá de él. Al parecer, quería estrechar los lazos de amistad.
En la noche la invitó a dar una vuelta por la ciudad y terminaron en un local comercial del barrio Ciudadela Comfenalco, en el sector de Picaleña, en Ibagué, donde compartieron y degustaron sin complicaciones algunas cervezas.
“Pasadas las 12 de la noche, él me dijo: 'Quiero que pasemos la noche juntos', a lo que yo me negué y de inmediato salí a la calle en busca de un taxi para ir a la casa, pero él me persiguió y, tras tomarme de las manos, me atacó con un cuchillo grande, y repetía una y otra vez que me quería matar”, dijo María Fernanda.
Dice que con heridas y sangrando, ella cayó al piso mientras el atacante huía en veloz carrera por una calle sin soltar el cuchillo de sus manos.
Sacando fuerzas, se levantó del suelo, dio unos pasos y una pareja que pasó en automóvil la recogió y la trasladó a una clínica, donde permaneció al menos nueve días bajo atención médica especializada por la gravedad de las heridas.
Hoy la joven no entiende por qué este hombre la quería asesinar y aclaró que “jamás hemos sido novios, lo que siempre ha existido es una relación de amistad”.
Los médicos dictaminaron que las cuchilladas afectaron su cadera, manos, dedos, cuello, espalda, hombros y hasta el rostro, en el que tiene dos heridas profundas que hoy le dificultan sonreír.
“Me duele mucho el rostro, no puedo sonreír a plenitud, pues varios músculos presentan afectaciones, y con estos problemas se me dificulta hacer presentaciones artísticas y bailes en público, que es lo que más me gusta en la vida”, dijo la mujer.
Tiene el cuerpo lleno de puntos y suturas, pero a esto se suma que uno de los hombros y un dedo de las manos no los puede mover. Además, el cuchillo le partió un diente y parte de sus encías no han tenido recuperación plena: “Emocionalmente, me encuentro muy afectada, con depresión, miedo, temor, por lo que voy a citas con psiquiatra y psicólogo y para dormir, o estar tranquila, tomo pastillas recetadas por especialistas”.
Lo último que se conoció de este caso fue la captura que hizo esta semana la Policía de Ibagué de Jairo Alfonso Sandoval Forero, quien fue llevado a audiencia pública por lo que un Juez de Control de Garantías lo envió a la cárcel Picaleña, tras imponer medida de aseguramiento dentro del proceso que se le sigue por tentativa de homicidio agravado, cargo que el procesado no aceptó.
Las autoridades conocieron que, al día siguiente del ataque, Jairo Alfonso Sandoval le habría contado a un amigo lo sucedido y hasta reconoció que “había cometido un grave error, pues apuñaló a una amiga porque se le había metido un demonio”.
María Fernanda agradeció el trabajo realizado por la Fiscalía, el Juzgado y la Policía de Ibagué, que han estado al tanto del caso, por lo que pidió que el proceso penal siga adelante y se aplique justicia prontamente para que el agresor sea condenado.
Señala: “Lo justo es que la justicia condene al atacante y que lo obliguen a responder por los daños que me causó en el rostro y todo el cuerpo, pues tengo pendientes cirugías plásticas de reconstrucción”.
La violencia contra la mujer es un fenómeno que preocupa a las autoridades del Tolima. Este año se han conocido 1.500 denuncias y se estima que la cifra real sería más elevada, ya que muchos ataques no son denunciados por temor.
Tan solo en el municipio de Guamo, a mediados de este año, fueron asesinadas dos hermanas de 23 y 13 años de edad, mientras que en Ibagué también murió Adriana Lucía Reyes, mujer víctima de violencia de 22 años. Otro caso que llamó la atención en febrero de este año fue el de Stefany Katherine Bocanegra, quien pese a su estado de embarazo fue asesinada por su ex pareja, que la sorprendió en el local comercial donde ella trabajaba en el centro de la ciudad.
Luz Nellly Arbelaéz, secretaria de la Mujer en Tolima, afirmó que se han implementado medidas de protección como la distribución de dispositivos en forma de lapicero con los que las víctimas de cualquier tipo de violencia pueden alertar a la Policía para que les brinde ayuda oportuna.
Otras campañas en defensa de la mujer son ‘Casa Refugio’, para atender casos delicados, y ‘Tolima Zona Cero de Violencia’, la tarjeta rosa que busca el empoderamiento femenino con acceso a descuentos en entidades de comercio. El gobierno departamental también ofrece asistencia psicológica con profesionales en los 47 municipios del Tolima.
Estella Gordillo, cabeza de la Red de Mujeres del Tolima, señaló que este año han sucedido al menos 4 feminicidios y agregó que las diversas manifestaciones de violencia contra la mujer abundan en poblaciones como Espinal, Guamo, Chaparral, Melgar, Líbano, Honda, Cajamarca e Ibagué.