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Aunque trabajar en un crucero puede parecer una experiencia envidiable, dos jóvenes tripulantes muestran los aspectos menos visibles de esta vida.
Dos empleadas revelan las cosas ‘malas’ de trabajar en un crucero Foto: TikTok @PAODECRUCERO/ @ALDILO.11/ iStock

PERIODISTA26.05.2025 16:20 Actualizado: 26.05.2025 16:38

26.05.2025 16:20 Actualizado: 26.05.2025 16:38
Para muchos, trabajar en un crucero representa una oportunidad para conocer el mundo, ahorrar dinero y sumergirse en un entorno multicultural. Las redes sociales están llenas de videos que muestran atardeceres sobre el océano, escalas en destinos turísticos y cenas formales que parecen sacadas de una película. No obstante, tras esa imagen, también existe una rutina exigente que no todos imaginan.
Aldana López, una instructora deportiva argentina conocida en TikTok como @aldilo.11, y Paola, tripulante en otra embarcación identificada como @paodecrucero, han compartido en redes sociales su experiencia a bordo. Aunque ambas destacan los beneficios de este estilo de vida, también hacen visible la otra cara de la moneda: largas jornadas laborales, poco tiempo libre y desafíos emocionales.
La inversión del viaje es de varios millones por persona. Foto:iStock
Uno de los primeros aspectos que sorprende a quienes se embarcan en esta aventura es la falta de privacidad. La mayoría del personal debe compartir cabina con otro tripulante, salvo en cargos específicos como los de ingenieros o músicos. “Compartes habitación y nunca sabes con quién te va a tocar”, explica Aldana. “Tuve malas experiencias”, añade, haciendo referencia a lo complicado que puede ser convivir en un espacio reducido con alguien desconocido.
Jornadas laborales sin días libres
El concepto tradicional de días de descanso no existe a bordo. Aunque los tripulantes pueden tener turnos más ligeros o algunos ratos libres, las jornadas se extienden sin interrupciones durante semanas o incluso meses. La única pausa forzosa ocurre si alguien se enferma, pero este tiempo no es remunerado. “El cansancio se acumula y puede afectar tanto al cuerpo como a la mente”, afirma Aldana, quien reconoce que el ritmo laboral puede llegar a ser agotador.
Paola lo resume de manera directa: “No tenemos días de descanso”. Incluso cuando no está en funciones, debe portar su identificación visible por si es requerida. Este nivel de disponibilidad permanente es una de las reglas no escritas del trabajo en alta mar.
Desafíos emocionales y vínculos temporales
Más allá de lo físico, ambas destacan los desafíos emocionales. La convivencia intensiva entre tripulantes genera relaciones profundas, pero también transitorias. “Te enamoras, haces amigos, compartes todo... y de pronto se van”, comenta Aldana, refiriéndose a los cambios constantes en la tripulación. Paola lo complementa con una frase que se repite entre quienes trabajan en el mar: “A la familia la volvemos a ver, pero los amigos que se van quizás nunca más”.
Estos vínculos efímeros, sumados a la distancia con el hogar, generan nostalgia. Las tripulantes coinciden en que mantener el contacto con familiares y amigos fuera del barco no siempre es sencillo. El acceso a internet, además de limitado, suele tener un costo, lo que dificulta la comunicación constante.
Condiciones a bordo: mareos e incomunicación
Otro elemento que pocas veces se menciona es el efecto físico del movimiento del barco. En días de mar agitada, los mareos son comunes y pueden afectar el rendimiento de los tripulantes. La conectividad digital, por su parte, es otro punto crítico. Las redes a bordo no siempre ofrecen acceso libre, lo que puede generar una sensación de aislamiento para quienes necesitan hablar con sus seres queridos.
Pese a estas dificultades, ambas empleadas reconocen que la experiencia tiene aspectos valiosos. Han aprendido a convivir con personas de distintas culturas, a trabajar bajo presión y a adaptarse rápidamente a los cambios.
Trabajar en un crucero ofrece oportunidades para viajar, ahorrar y convivir en entorno multicultural Foto:iStock
Permanecer en altamar: una elección consciente
A pesar de las exigencias, Aldana y Paola continúan eligiendo esta vida. Paola, en particular, destaca lo positivo: ha conocido personas importantes en su vida, ha formado una relación sentimental y proyecta seguir creciendo en su carrera. “Lo bueno es que los que son verdaderos amigos siempre quedamos en contacto”, afirma.
Esta dualidad —entre la aventura y el esfuerzo, entre la emoción y el cansancio— define la vida de quienes trabajan en cruceros. No todo es color de rosa, como ambas aclaran, pero sigue siendo una elección que muchas personas, aun con sus complicaciones, deciden mantener.
Los videos que circulan en TikTok e Instagram no siempre muestran las largas horas de trabajo, los protocolos estrictos ni los vínculos fugaces que caracterizan a esta industria. Aldana y Paola han optado por hablar de esa realidad, ofreciendo una mirada más completa sobre lo que implica vivir y trabajar en altamar.
Con sus testimonios, invitan a reflexionar sobre lo que significa formar parte de una tripulación, en donde el sacrificio y la resiliencia conviven con la posibilidad de conocer el mundo desde una perspectiva distinta.
Europa Press
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada por Europa Press, y contó con la revisión de la periodista y un editor.
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