La semana pasada, la administración de Donald Trump hizo un anuncio que viene generando alarma entre la comunidad de migrantes en Estados Unidos y a aquellos que los defienden.
Como parte de su esfuerzo para reorganizar el Departamento de Estado, el secretario Marco Rubio, le informó al Congreso su intención de crear una nueva "Oficina para la Remigración", o repatriación, cuyo objetivo es respaldar la estrategia del presidente de deportar a millones de inmigrantes que actualmente viven en Estados Unidos.
Los venezolanos deportados han sido acusados por Trump de hacer parte del Tren de Aragua. Foto:X: @PKN2023
Aunque los detalles todavía se están desarrollando, la creación de la oficina marcaría un cambio radical en el enfoque que ha manejado el Departamento de Estado a lo largo de las últimas cinco décadas: de facilitar el reasentamiento de refugiados en el país a concentrarse en la expulsión de inmigrantes.
“El funcionamiento anterior de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del departamento se centraba en traer personas a Estados Unidos. Tenía una función migratoria como su nombre lo indica. Ahora simplemente estamos invirtiendo ese flujo para sacar del país a quienes no deberían estar aquí”, explica un funcionario en esta dependencia.
De acuerdo con un documento que se envió al Legislativo, la idea es darle prioridad a la devolución de migrantes y la frontera por encima del reasentamiento.
Según el texto, las funciones migratorias existentes se consolidarán en tres nuevas oficinas que operarían bajo un Subsecretario Adjunto de Estado para Asuntos Migratorios.
Migrantes deportados de Estados Unidos ingresan al albergue Catem en Corredores, Costa Rica. Foto:AFP
¿Cómo funcionarían estas oficinas de 'remigración'?
Estas oficinas estarán “sustancialmente reorganizadas para apoyar los esfuerzos de la Administración para devolver a los extranjeros ilegales a su país de origen o a un estatus legal adecuado”, señala el documento.
Un primer objetivo, que ya está andando, es el de regresar a Afganistán a muchos de los refugiados que entraron al país tras el fin de la intervención militar de Estados Unido en el 2021 y que habían colaborado con Washington en la guerra contra los talibanes.
Pero lo que viene generando alarma es el uso del concepto de "remigración", un término que, si bien no es nuevo, ha venido ganando terreno en Estados Unidos y se asocia con los movimientos de extrema derecha en Europa.
Popularizada por el activista austriaco Martin Sellner, la "remigración aboga por la creación de sociedades racialmente homogéneas mediante la expulsión de migrantes -legales o no- y ciudadanos considerados 'no asimilados'".
Presuntos miembros del Tren de Aragua deportados por EE. UU. en el CECOT en El Salvador. Foto:AFP
Esta ideología está estrechamente vinculada a la teoría conspirativa del “gran reemplazo”, que sostiene que las poblaciones blancas cristianas están siendo deliberadamente sustituidas por inmigrantes no blancos.
Las tres fases del proceso de 'remigración'
El plan de Sellner consta de tres fases: deportación de inmigrantes indocumentados, expulsión de residentes legales considerados una “carga” y, finalmente, la remoción de ciudadanos “no asimilados”.
Este pensamiento ha ganado adeptos entre partidos como Alternative für Deutschland (AfD) en Alemania y el Partido de la Libertad en Austria.
Aunque el presidente Trump rara vez ha usado el término “remigración” en público, algunos de sus asesores más cercanos, entre ellos Stephen Miller, si lo han hecho.
El auge de la "remigración" no se limita a Estados Unidos. A principios de este mes se realizó la primera Cumbre de Remigración, celebrada cerca de Milán (Italia) donde se reunieron cerca de 400 personas, entre ellos legisladores de extrema derecha de toda Europa y dos ponentes estadounidenses, Jacky Eubanks y Cyan Quinn.
Eubanks, nacionalista cristiana respaldada por Trump, y Quinn, vinculado al grupo nacionalista White Papers Policy Institute, pregonaron políticas como una moratoria total a la inmigración y el pago para la repatriación de residentes y ciudadanos legales.
Redada del ICE. Foto:El País
Estados Unidos, de hecho, ya tiene andando un programa que entrega hasta 1000 dólares a cada inmigrante que quiera autodeportarse y al que ya se acogieron varios colombianos.
Para Wendy Via, directora del Proyecto Global Contra el Odio y el Extremismo, el concepto de remigración que se maneja en Europa es una especie de limpieza étnica.
"Es un muy mal día cuando EE. UU., al crear este departamento, parece estar normalizando esta idea extrema", dice Vía.
Según esta activista, el problema no es solo que se quiera repatriar a personas sino los criterios que se utilicen para hacerlo.
"Para las comunidades inmigrantes, las implicaciones de una Oficina de Remigración son graves. El amplio alcance de la política amenaza no solo a las personas indocumentadas, sino también a los residentes legales y ciudadanos que podrían ser etiquetados como "no asimilados". Este término ambiguo podría utilizarse como arma para atacar a grupos minoritarios, en particular a quienes no se ajustan a una definición estricta de identidad "estadounidense", dice por su parte Nicolae Viorel Butler, de Migration Insider.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington