La puesta en marcha del nuevo capítulo de Donald Trump al frente de la Casa Blanca supondrá una serie de retos para el gobierno del presidente Gustavo Petro y sacude, desde ya, el ajedrez político nacional pensando en la anticipada campaña de las elecciones presidenciales del 2026.
El mismo día de la investidura del republicano, la Casa de Nariño comenzó a reacomodar sus fichas en la diplomacia. Se confirmó, por un lado, la salida de Luis Gilberto Murillo de la Cancillería y la llegada, en su reemplazo, de Laura Sarabia. Incluso, se habla de que la actual directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), quien iniciaría labores el 1.º de febrero, ya tendría entre sus principales tareas buscar un primer encuentro entre Trump y Petro.
Laura Sarabia, saliente directora del Dapre Foto:Presidencia
Por su parte, caras visibles de la oposición, invitadas a la posesión del magnate, aprovecharon para elevar el tono electoral pensando en el ámbito local. “Estos eventos son determinantes para construir las alianzas necesarias y enfrentar los desafíos que nos deja un mal gobierno en Colombia”, señaló el senador del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay.
Para el Gobierno, por lo pronto, el diálogo con la nueva administración de la Casa Blanca durante los restantes 19 meses de mandato será un tema central: la distancia en puntos claves como migración, cambio climático, lucha contra las drogas y la crisis venezolana será una prueba de fuego para la relación bilateral con el principal socio comercial del país y para que la intención del presidente Petro de posicionarse como un líder a nivel internacional tenga al menos algún avance.
Comenzó el remezón presidencial en el gobierno del presidente Petro | El Tiempo Foto:
Para Eduardo Velosa, director de la maestría en Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, la relación se moverá en dos niveles distintos: “Un primer nivel, originado en lo más alto de la jerarquía diplomática y, por ende, más mediático y público, pues será desarrollado a través de las redes sociales, en las que habrá confrontaciones y discusiones”, comentó.
Un segundo nivel, más reservado e institucional, dice, estará a cargo de las oficinas de la Secretaría de Estado, la Embajada en Colombia y del Pentágono, de un lado, y de la Cancillería y Ministerio de Defensa, principalmente, de otro. “Las discusiones serán más fuertes y complicadas, pues será la defensa de los intereses que han definido (o definirán) ambos gobiernos, pero en los que la necesidad de mantener una relación fluida hará que se llegue a acuerdos”, complementó.
Presidentes Gustavo Petro, de Colombia, y Donald Trump, de EE. UU. Foto:Presidencia y AFP - Archivo EL TIEMPO
De entrada, se prevén choques por el retiro de Estados Unidos de los acuerdos climáticos de París y la ampliación de la extracción de hidrocarburos. “Si Trump decide no cumplir los acuerdos energéticos para detener la crisis climática, no solo llevará a su país al atraso tecnológico, algo parecido a Alemania, sino que acelerará los conflictos violentos por el petróleo y llevará a la humanidad a vivir peores catástrofes de las hasta ahora vividas”, sostuvo el mandatario colombiano a inicios de enero. Asimismo, este ya ha dejado claro que no está de acuerdo con una intervención de Washington sobre el canal de Panamá.
Por otro lado, expertos señalan que el país deberá apretarse el cinturón ante las deportaciones masivas y por una posible descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas. “Veo muy probable una descertificación de Colombia. Obviamente, eso va a causar una reacción muy negativa porque los colombianos van a sentirse afectados por esa medida”, le dijo a este diario Cindy Arnson, exdirectora del programa de A. Latina del Wilson Center.
Donald Trump es el nuevo presidente de Estados Unidos. Foto:EFE/EPA/Chip Somodevilla / POOL
De igual manera, un endurecimiento de sanciones contra el régimen venezolano desde EE. UU. sería otro asunto espinoso para la Casa de Nariño, que aún navega la turbulencia que causó su participación en la posesión de Nicolás Maduro.
Para Carlos Arias, doctor en Psicología Política de la Universidad Católica de Colombia, si bien las diferencias con Trump representan un riesgo para la agenda que promueve el Gobierno, esto también podría convertirse en una herramienta discursiva del petrismo de cara a la continuidad de su proyecto político.
Gustavo Petro, presidente de Colombia Foto:Presidencia
“Gustavo Petro ha utilizado como punta de lanza de su discurso político y su estructura electoral la polaridad y la visión de buenos y malos. La llegada de Donald Trump le permite reverdecer su discurso en el que hay una élite de empresarios que se toman el poder y que eso causa circunstancias nefastas para el pueblo”, apuntó.
JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ
Redacción Política