Dolores te canta es un artista inmenso. No solo por su cuerpo andrógino de más de un metro ochenta de estatura (que incrementa con los tacones que siempre lleva puestos), sino por la creatividad que se le desborda en la piel, la mayoría de las veces expuesta.
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Después de participar en 2022 en el programa Factor X (RCN Televisión) se dio a conocer al país. Y el pasado 20 de septiembre lanzó su primer álbum ‘Dolores te canta’ un autorretrato musical que da cuenta de su dulce bestialidad. De lo femenino y lo masculino que lo habitan.
Dentro de Dolores habita también Nicolas, un joven caleño que pasó por el diseño de calzado, las Artes Plásticas y el drag, antes de encontrar a Dolores, su capa de protección, el intérprete de sus “poemas musicalizados", como les llama a sus canciones.
A ‘Dolores te canta’, su álbum debut, lo habitan 12 canciones que deambulan por el bolero, la ranchera, la cumbia, el trap, el RyB y otros géneros. Producido en compañía de Pedro Rovetto y Pipe Bravo, integrantes de Superlitio. En este álbum la voz de Dolores es remedio natural contra la incertidumbre, un ejemplo de la música que cura y acompaña.
El vozarrón natural de Dolores, grabada con un micrófono Peluso, con el que los rusos dictaban discursos políticos entre los 50s y 60s, aparece en el primer plano de cada canción para ser ‘abrazada por la música’ que suena detrás de ella.
Con una estética que apela al barroco, Dolores se despoja de todo su ropaje, excepto sus tacones, para mostrarse a su público desnudo en luces y sombras. Mostrando el claro oscuro de lo queer y del arte. Un manifiesto que exige ser visto y, sobre todo, escuchado.
¿Por qué elegir el autorretrato como concepto para este álbum?
Lo que suscitó en mí el proceso de escritura fue la pregunta de ¿yo qué le quiero decir al mundo? Yo que hablo con la ropa, con el maquillaje, con el performance, son cosas que están muy cercanas a mi alma. Entonces, me di cuenta ya a mitad del camino, casi, como ¡guau! realmente estos son autorretratos míos. Hay canciones en las que hablo de un amante. Por ejemplo, en una que se llama ‘El rey del parque’, que es una ranchera, ese rey escribe versos y entreteje cosas con flores y las dedica al amor: yo soy ese personaje. Es como si me estuviera cantando, un poco, a mí. Fue pasando que las canciones hablaban mucho de las pasiones, del amor, de la manera en la que yo vivo esas cosas y me fui dando cuenta que estaba hablando de mi proceso, mi manera de acercarme a los demás, compartir y tener conexiones.
Si el álbum no nació con ese concepto, ¿con qué concepto había nacido?
Un poco con en esa pregunta de ¿yo qué le quiero decir al mundo? Volqué la mirada a mi niñez, a mi espacio, a Cali. Yo crecí en una finca y volví a ese espacio. Es una vereda en la carretera al mar. Tú pasas por la montaña y es maravilloso. Es el monte y es mi monte. Yo quería que el álbum se llamara ‘Cantar de monte’ como la canción. Porque todas las canciones tienen esto de las pasiones, pero también, si tú ves, hay muchas ideas y referencias a lo natural, al florecimiento, al monte. Todo empezó a vivir en ese espacio y a estar inspirado en ese lugar donde crecí. ‘El borrachero’ es una canción que está inspirada en un personaje que estaba en esa finca, se llamaba ‘La Chucha’, era un borracho del pueblo. Yo tengo la visión, súper clara, de estar muy chiquito viendo este personaje amanecer debajo de un borrachero que había enfrente de mi casa y eso me voló la cabeza. Y volver a ese espacio y recordar este personaje, que simplemente estaba dado a las pasiones. De alguna manera yo también soy esa persona.
¿Entonces, la canción que lo resume todo, sería ‘Cantar de monte’?
Sí, porque Dolores nace en un momento de mi vida donde había mucha oscuridad. Por muchas cosas: no estaba funcionando la carrera que había escogido, el amor; la ciudad, estaba en Bogotá y tuve que regresar a Cali a ‘tocar’ hogar. Y sale Dolores a salvarme y sacarme de esa oscuridad. Yo me curé un poco de esa depresión haciendo canciones, que no están en este momento. El coro de ‘Cantar de monte’ envuelve ese proceso que yo he tenido como Dolores. Me he tenido que abrazar mucho para ahora poder pararme en un escenario y cantar que estoy lleno de flores, digo que: para todos mis amores. Eso no es solamente el amor sensual y el amor de pareja, es el amor familiar, de amigos, el amor propio. Crecí flores por un montón de lugares por donde antes había heridas y dolor.
Nicolas como diseñador se integra a Dolores. Es una etapa que ya pasó o ¿continua vigente?
Yo creo que Nicolás es ese ser, esa persona, ese niño, incluso, porque me encanta estar conectado con mi niño interior, que me recuerda mi verdad y me permite después ponerme todo lo que me pongo. Es quien escribe estas canciones realmente, o sea, Dolores las interpreta, es casi como esa capa que yo me pongo para ese Nicolás que, así como es artístico y brillante, también es muy vulnerable y esto es mi manera de protegerme del mundo, que es tremendo en muchos aspectos. Nicolás siempre está ahí detrás como diseñador, como compositor y como personaje creativo. Botándole ideas en el oído a Dolores, como esa vocecita diciéndole: explora por aquí, explora por acá.
Y sobre lo performático, ese ser que muta, que cambia en las canciones, en la estética ¿cómo abordas eso?
Ufff... es que para mí la música, y Dolores, en si, es un espacio de juego tan grande. Es el playground, por decirlo así, de Nicolás. El performance es una cantidad de lenguajes que puedo usar, en 'x' o 'y' momento, para mostrarle al mundo partes de mí. En mí vive un personaje que es celestial y que es dulce, pero también un personaje que es tempestuoso y que es oscuro y que es, incluso, bestial. Entonces, desde lo performático y como artista me encanta mirarme al espejo y buscar esos matices y decir cantando ¿cuál es la cara para cantar 'Machete'? (procede a fruncir el ceño y empoderar la postura) Machete, ma-che-te. O estoy cantando 'El cañaveral' que me abraza y es una sonrisa que viene desde adentro. Tengo todos los colores para pintar un universo.
Hay varias letras que abordan lo mitológico, por ejemplo, en ‘El Borrachero’ aparece Dionisio y luego en la fotografía de ‘Cantar de monte’, un minotauro: mitad caballo, mitad Dolores.
Como crecí en este espacio rural se hablaba del duende, se hablaba de todas estas leyendas y de todos estos seres. Para mí lo mitológico, estos mundos y personajes oníricos son un lugar de inspiración maravilloso. De pronto, el arquetipo del centauro lo quise escoger, así como tan de frente, porque yo soy Sagitario. Y no es una coincidencia que el arquetipo del centauro sea ese personaje tempestuoso, pero que también es muy sabio. Quirón, que es el centauro más famoso de la mitología griega, es el que les enseñaba a los héroes, pero también era un arrebatado que se iba a seducir a las ninfas con los sátiros. Yo me mantengo en esas dualidades. También con lo masculino y lo femenino. Encuentro en lo mitológico unas metáforas de la vida misma y de mi expresión muy locas. El centauro ser mitad algo, mitad otra. Yo soy y me siento así. Es un contraste que parece estar por dos lados, pero realmente están abrazados.
Hablemos sobre lo queer manifestado en el arte.
Vivimos en una sociedad que quiere encasillar todo porque es más fácil digerir las experiencias y poder entender la experiencia del otro. Entiendo eso perfectamente. Pero yo soy una persona muy difícil de encasillar en algo y, sobre todo, lo queer para mí es libertad absoluta. Y me preguntan, pero es que ¿vos qué sos: hombre o mujer? Pues, yo ya me siento cómodo como él. Pero siento que no he resuelto todavía el puerto al que quiero llegar de quién soy y si soy más masculino o femenino. Para mí es como un mar enorme en el que puedo nadar para aquí, para allá.
Y lo queer en la industria musical...
Desde la industria eso es complicado porque incluso en los géneros musicales todo el tiempo me están preguntando, pero ¿qué género es lo que estás haciendo? Yo realmente no estoy haciendo un género, yo estoy haciendo poemas que están musicalizados y que están contando de mi experiencia queer, de mi experiencia masculina, femenina, de mi sexualidad. Eso es un espectro tan grande y dado a otros espectros que es muy difícil definirlo, entonces es un poco lo que yo quiero hacer con esto: invitar a la libertad.
¿Cómo es la elección de los géneros para esa 'musicalización de los poemas'? Porque hay una ranchera, luego un bolero con trap y electrónica, una cumbia muy Selena Quintanilla...
Cuando volqué la mirada hacia mi ciudad y mi monte, me llegan muchas cosas. Llegó la música que sonaba en el billar del lado, la que sonaba en el mercado, la de mi casa, que son músicas muy variadas. En Latinoamérica tenemos muchísimos folclores y es muy loco. Entonces, precisamente, quise hablar por medio de esos folclores de todo este mundo interior. Por ejemplo, la elección de la ranchera, para mí es una delicia y también un acto de rebeldía: entaconar una ranchera. Y decido, con este mundo que se presenta tan masculino y patriarcal, llegar y entaconarlo y hacer ‘El rey del parque’ que es una ranchera queer. Soy de la escuela de Juan Gabriel, pero también soy de la escuela de Freddie Mercury. Todo este espectro ¿cómo contárselo al mundo? Y fue elegir este sancocho de géneros. Pero, como son poemas, la columna vertebral es esa voz. No es una voz que se permita ser tan procesada. Que está súper al frente.
Vienes del reality show ‘Factor X’ (2022) y este es tu primer álbum ¿cómo has vivido ese proceso?
Ha sido un proceso con altibajos, con dichas, con inseguridades, con miedos, porque fíjate que el Factor X me regaló una cosa que nada más me pueda regalar: mi público, mis amantes, como les digo. Me acerco a un público que tampoco esperaba. Señoras a las que les gusta Dolores y yo no espere que con mi propuesta fuera llegar a personas que piensan como mi abuela. Que para ella ha sido todo un proceso entenderme y abordarme. Pero en cuestiones de industria musical, para hacer funcionar un proyecto, eso es otra cosa. La industria no ha sido muy fácil romperla. No ha sido fácil atravesar ese umbral de ‘es que él estaba en el Factor X, porque, claro, hice unas cosas muy fuertes como intérprete, no con mis propias palabras. Ahora un poco lo que busco con este álbum es decirle a la industria y, también a mis amantes, decirle a las grandes caras: estoy aquí, mírenme.
¿Por qué elegir los tacones como símbolo?
Para mí era muy importante que ellos estuvieran ahí en la portada del álbum, tan presentes, tan brillantes. Porque los tacones han sido para mí mi dicha. A mí me gusta escribir frases, en estos días escribí: la música es mi vida y mis tacones también. Porque son mi pedestal, son mi manera de sentirme alto, volando, de estar más cerquita del cielo. Pero también es porque yo empecé en lo creativo como diseñador de calzado. Yo a los 15 años llegaba al colegio y me iba a la zapatería del barrio a ayudar a arreglar zapatos y ahí fue aprendiendo. Pensé que iba a ser diseñador de zapatos hasta los 20 años. Yo le tiré unos tacones a Lady Gaga en el concierto del 2012 y me invitó al backstage. Y yo soy fan de Gaga. Yo estuve, antes de eso, dos años mandándole tuits y correos a todos los diseñadores con los que ella trabajaba para mandarle zapatos. Y cuando vino acá, yo estaba en la primera fila, madrugué al Pascual Guerrero a las cuatro de la mañana a hacer fila y le tiré esos zapatos y la conocí. A los 16 años cumplí mi primer sueño que era conocerla. Los tacones siempre me han acompañado. Me han dado unas dichas y unas maravillas. Qué te digo... de verdad: Gracias, muchachos. Por acompañarme los pasos.
¿Y quiénes son esos ‘amantes’, ha cambiado el público ?
Sí y no. Están todavía esos amantes fieles desde el primer momento, pero ahora se están acercando otros. Ese primer público es más mayor, porque es la audiencia de televisión. Ahora se están acercando personas más jóvenes, que tienen unos referentes más frescos y que pueden digerir más mis propuestas estéticas. Se está abriendo un poco más el espectro. Son personas que también entienden un poquito más el mundo queer. Que han estado en un Pride y entienden más mis actitudes de diva.
Yo vengo también de hacer drag. En ese momento me llamaba Zoila, soy la artista. Zoi-la todo. Soy la que usted quiere que sea. Pero sentía que le prestaba esa voz, que para mí es como mi tesoro, a otro personaje y a otra cara y eso no se sentía bien. Y ahí es ese momento de oscuridad. Se rompió esta conexión tan bonita que tuve con el escenario de nuevo. Se rompió el amor, lo académico y lo profesional. En ese momento estaba estudiando Artes Plásticas y me cansé de la academia. Y nació Dolores. Fue como le estoy prestando la voz a otro personaje, tengo que buscar una manera de ser mucho más real a mí, protegiendo a ese Nicolás. Dolores fue esa respuesta.
El Barroco como concepto en este álbum es algo pasajero o va a estar consolidado siempre en Dolores.
Para mí Colombia es lo más barroco del mundo. Dios está súper presente en todas partes, desde esa visión, como: mi dios le pague, que es hermoso. Es hermoso tener tanta fe.
En este momento es un poco pronto para responderte si va a estar siempre, pero para mí lo barroco siempre ha sido una inspiración muy grande. Algo que realmente cumple con su objetivo. Lo barroco es este arte religioso que buscaba quitarle el aliento a las personas, porque en el 1600 dios era lo más grande del mundo. Ver esas pinturas a mí me genera eso. Pero también lo barroco es como lo recargado, lo lleno de ornamentación, se va casi al rococó, están ahí al ladito, solamente que son momentos consecutivos en la historia del arte. Para mí Colombia es lo más barroco del mundo. Dios está súper presente en todas partes, desde esa visión, como: mi dios le pague, que es hermoso. Es hermoso tener tanta fe. Pero también estamos recargados de muchas historias, de muchos referentes, de culturas. Incluso no solo lo colombiano; lo latino, en México también pasa un montón. El barroco fue como esa manera de irme más hacia lo esencial en referentes artísticos, para hablar un poco de esta modernidad. Que es muy barroca, aunque hayamos migrado de lo estético per se.
Quisiera que habláramos de referentes, no solo en lo musical, sino también en lo artístico...
El primero, que no lo conoce mucha gente, es mi project manager, amiga, mi mano derecha e izquierda: Lina. Lina tiene todo un lenguaje fotográfico y todo un universo súper pop, que a mí me inspira muchísimo y que hemos creado juntos. Dije: es con Lina que tengo que hacer estas imágenes y que tengo que comunicar estas visiones que tengo en la cabeza. Pero bueno, ya yéndonos a referentes un poco más mundiales, hay unos referentes de moda que para mí son súper importantes sobre todo en esta foto (la portada de su álbum ‘Dolores te canta’) está inspirada en una de las colecciones de Alexander McQueen, que él hace una caja de vidrio, que luego se caen y se revientan y en el medio está una señora grandísima con una máscara como de elfo y ella está llena de mariposas de verdad. Ese es uno de desfiles más impactantes de él. Es como ese concepto tenía de la belleza salvaje, que es casi como cuando las mariposas se posan sobre un cadáver. A mí eso me flipó un montón, porque en muchos momentos de mi vida me he sentido así. Voy roto con un tacón encañonado. Lo pongo en esta portada y lo dice la canción: toda la miel que tiene para sacar. Ven apriétame un poquito más.
Y músicos...
Músicos por muchas partes también. Yo soy de la escuela de las divas del pop como Gaga, Madonna, Beyoncé. Pero también soy de la escuela de las divas latinoamericanas como Juan Gabriel, Rocío Dúrcal, Selena. Un poco 'El perfume' es un homenaje a Selena y a esa cumbia popular que nos ha regalado, que ha atravesado la demografía y toda la América Latina. Sí, un poco las divas son para mí como esa esa inspiración. Yo soy un niño gay: los niños gay escogen su diva pop desde los ocho años.