Un hallazgo arqueológico en el oasis de Khaybar, en el noroeste de Arabia Saudita, trajo a la luz una ciudad fortificada de aproximadamente 4.400 años, llamada al-Natah, que revela características singulares de una civilización autónoma y organizada.
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Este descubrimiento ofrece una visión novedosa de las transiciones entre sociedades nómadas y asentamientos urbanos en la región, según el estudio dirigido por el arqueólogo francés Guillaume Charloux y publicado en la revista científica 'PLOS One'.
La muralla que protegía a al-Natah
La ciudad estaba rodeada por una muralla de 14,5 kilómetros de longitud, evidencia de una comunidad estructurada y centralizada que existió alrededor del 2400 a.C., en los primeros años de la Edad del Bronce. Los investigadores creen que esta arquitectura defensiva y planificada refleja un sistema de vida fijo y organizado, en contraste con la idea predominante de que el noroeste de Arabia era entonces inadecuado para asentamientos permanentes.
Charloux destacó que el oasis oculto bajo rocas basálticas fue crucial para preservar la ciudad y protegerla de saqueos y excavaciones ilegales, a diferencia de otros sitios arqueológicos de la región. Además, señaló que las observaciones aéreas permitieron a los arqueólogos identificar caminos y cimientos sumergidos, lo que brindó pistas fundamentales sobre la disposición de la ciudad y áreas de interés para excavar.
“Nuestro descubrimiento desafía el modelo del noroeste de Arabia en la Edad del Bronce. Al-Natah confirma que el urbanismo rural surgió antes de lo que se creía, mostrando una sociedad capaz de desarrollar una estructura urbana dentro de un oasis amurallado”, explicó Charloux en un comunicado.
La ciudad ocupaba un espacio de 2,6 hectáreas y contaba con aproximadamente 50 viviendas, muchas de las cuales tenían cimientos robustos para soportar edificaciones de hasta dos pisos.
Una comunidad con organización social avanzada
Las excavaciones también sacaron a la luz una necrópolis en la que se encontraron tumbas con armas de metal y piedras preciosas, lo que sugiere una estructura social compleja y la presencia de riqueza acumulada en la comunidad. Los restos cerámicos hallados en las viviendas, aunque de diseño simple, reflejan un cierto nivel de refinamiento estético. Según el estudio, la organización urbana de al-Natah parecía relativamente igualitaria, ya que no se identificaron elementos que indiquen la existencia de una élite dominante.
Los muros de la ciudad, algunos de hasta cinco metros de altura, representan un esfuerzo colectivo que evidencia un control central en la construcción, apuntando a la existencia de una autoridad local que coordinó y reguló la edificación del asentamiento. Este fenómeno se ha descrito como “urbanismo lento”, un proceso de adaptación paulatina de las comunidades nómadas hacia un estilo de vida sedentario. Los investigadores creen que la ciudad probablemente mantenía contactos e intercambios con otros oasis fortificados en la región, lo que pudo facilitar las bases para la famosa ruta del incienso, una importante vía comercial que conectaba Arabia con el Mediterráneo.
Un modelo urbano adaptado al desierto
A pesar de su tamaño modesto en comparación con otras ciudades de la época en Mesopotamia y Egipto, al-Natah refleja un estilo de urbanización adaptado a las condiciones extremas del desierto árabe. Su organización y características arquitectónicas destacan una forma de vida estable y arraigada en el árido entorno, lo que representa un desarrollo urbano único en una región donde predominaban las sociedades nómadas.
O Globo (Brasil) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.