Dejó sus comodidades para emigrar a España y esto fue lo que encontró: ‘No existe mucho el por favor, perdón y gracias’

hace 5 meses 26

La vida de Guadalupe Alessia dio un giro radical cuando decidió abandonar su Argentina natal para aventurarse en España. 

Conforme a los criterios de

Lo que encontró en este nuevo destino fue un choque cultural que, a pesar de sus desafíos, ha sido una fuente inagotable de aprendizajes y experiencias. La multiculturalidad de Barcelona, ciudad donde reside, ha sido tanto un regalo como un reto emocional y mental.

Un viaje que comenzó con preguntas

En 2019, Guadalupe, diseñadora gráfica y luthier de instrumentos de viento, emprendió su primer viaje a España junto a su pareja, motivada por la curiosidad de explorar lo desconocido. Cuando la relación terminó, ella eligió continuar sola, animada por el deseo de cruzar tanto fronteras físicas como mentales. Gracias a su ascendencia europea, pudo gestionar los documentos necesarios para quedarse, lo que le permitió explorar diferentes ciudades como Alicante, Sevilla, Valencia y el País Vasco.

“De pronto, me encontré con la adversidad y el darme cuenta de que estaba lejos de casa. Pero estaba bien. Entendí que debía alejarme de mis comodidades, de mis afectos y de mi seguridad. Necesitaba atravesar lugares foráneos, costumbres y gente nueva. Y por qué no, visitar castillos que no eran de colores”, recuerda Guadalupe sobre sus primeros pasos como nómade.

Ha integrado tradiciones españolas como las tapas, el vermut y las fiestas populares, aunque reconoce que las diferencias en modales y hábitos le generan choques culturales.

Ha integrado tradiciones españolas como las tapas, el vermut y las fiestas populares, aunque reconoce que las diferencias en modales y hábitos le generan choques culturales.

Foto:Redes sociales

Impacto cultural y nuevas costumbres

En cada lugar donde se asentó temporalmente, Guadalupe se esforzó por adaptarse a las tradiciones locales. Desde las tapas y el vermut hasta las fiestas populares, todo se volvió parte de su día a día. Sin embargo, algunas costumbres españolas, como el hábito de celebrar con frecuencia o el estilo directo en el transporte público, resultaron sorprendentes. “Siempre hay algo para celebrar, diría demasiado seguido”, asegura con una sonrisa.

“En relación a las celebraciones, hay muchas fiestas religiosas y además fiestas de barrios. Se vive algo muy festivo por mes, lo que hace que tengas excusas para conocer de qué se trata todo eso: las calles decoradas, la gente preparando para celebraciones que no tenemos ni idea, que son de ellos”, señala.

Además, reflexiona: “No existe mucho el por favor, perdón y gracias, sobre todo en el transporte público. Eso nos choca a muchos. Pero también entendí que es cultural”.

Y añade: “Consumen demasiado (o más de lo que estamos acostumbrados a ver) con más dinero y más posibilidades, es la percepción que tengo. Y creo que no hay mucha paciencia en ciertas cosas, turnos médicos, filas de supermercado, la gente no espera mucho por algo, suelen haber quejas, pero creo que es cultural, igual una demora de 15 minutos en un tren, ¡eso ya es un estrés para muchos!”.

Por otro lado, experimentó la facilidad de desplazarse entre países y la calidad de vida que ofrece Europa. “La calidad de vida es buena, te podés hacer un viajecito de fin de semana, pagar el alquiler, comer bien y tomarte los cafecitos que quieras. Ahora, el tema de la vivienda es preocupante. Es muy caro, tenés que compartir departamento con gente que no conocés, tener un monoambiente es un lujo. Fuera de esto, la vida acá está bien. Estás entre el mar y la montaña. Tomar un tren es una experiencia desde molesta hasta inspiradora. El tren te lleva por lugares hermosos así vayas de acá a media hora, a un pueblo”, comparte.

Regresar para recargar energías

En medio de su aventura, Guadalupe regresó a Argentina en varias ocasiones para reconectar con sus raíces. Rodearse de un ambiente familiar le permitía recuperar fuerzas antes de retomar su vida como viajera. “Cada vez que puedo me escapo a casa. Necesito de mi gente y mis costumbres. Poder hablar como habla uno y que lo entiendan desde todos los puntos”, explica entre risas, añadiendo que extraña incluso volver a su panadería habitual.

Con su espíritu nómade intacto, su travesía continuó hacia Portugal y otros rincones de Europa, hasta que finalmente se estableció en Barcelona.

Buscarse la vida en la diversidad

A lo largo de estos años, Guadalupe desempeñó una variedad de trabajos: desde voluntariados en hostales hasta empleos en bares, cuidado de niños y mascotas. También desarrolló su interés por la gastronomía y la música, aventurándose en proyectos como la creación de productos veganos y la participación en batucadas. “Al final estoy buscándome la vida. Nunca había implementado un proyecto propio de este estilo y aquí empezó a ser posible”, comenta.

Barcelona, con su vibrante mezcla de culturas, le permite experimentar tanto lo inspirador como lo desafiante. Aunque ha hecho amistades nuevas, reconoce que extraña a los amigos y la familia de Argentina: “Los amigos de uno, de mi lugar, me hacen más que falta”.

Guadalupe ha trabajado en diversas áreas, desde gastronomía hasta música, mientras descubre nuevas culturas, lo que le ha permitido crecer como emprendedora y como persona.

Guadalupe ha trabajado en diversas áreas, desde gastronomía hasta música, mientras descubre nuevas culturas, lo que le ha permitido crecer como emprendedora y como persona.

Foto:Redes Sociales

Caminos que transforman

Para Guadalupe, cada paso dado en este recorrido ha sido una lección. Sus experiencias la han enseñado a adaptarse, a vivir con menos y a valorar tanto lo nuevo como lo conocido. “Estoy aprendiendo a convivir con otras personas de distintos lugares, ajenas a mi entorno, cosa que no es fácil. Sigo conociendo lugares secretos del lugar donde vivo, gente y eventos populares como marchas, fiestas y protestas ajenas que me permiten conectarme con las de mi lugar de raíz”, asegura.

Así, su vida como nómade refleja el constante balance entre el apego a sus raíces y la fascinación por lo desconocido. “Al final, todo son caminos”, concluye, mientras sigue escribiendo su historia entre culturas y horizontes.

CAROLINA DURN

La Nación (Argentina) / GDA

Más noticias en EL TIEMPO

*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.

Leer Todo el Artículo