Un día en el 2023, Armia Khalil, guardia de seguridad del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, notó a un visitante deambulando por una galería. “¿Necesita ayuda, señor?”, recuerda Khalil haber preguntado.
El hombre intentaba encontrar “Vuelo a Egipto”, una pintura al óleo centenaria de Henry Ossawa Tanner.
“Por supuesto que la conocía”, dijo Khalil. Era parte de su trabajo. Pero también tenía un interés personal en ella. Había nacido y crecido en Egipto y estaba enamorado del arte egipcio.
Khalil acompañó al visitante hasta la pintura y comenzaron a charlar sobre Egipto. El visitante no era un visitante. Era curador del Met y planeaba una exposición con tema del antiguo Egipto. Y Khalil no es un guardia de seguridad cualquiera. También es escultor.
Su encuentro casual fue breve —de sólo unos minutos— pero puso en marcha acontecimientos que cambiaron la vida de Khalil.
Cuando era niño en Qulusna, Egipto, jugaba cerca de las márgenes del Río Nilo, esculpiendo pequeñas figuras de arcilla. Más tarde, con la ayuda de un primo, asistió a una universidad de bellas artes en Minya, al sur de El Cairo.
Soñaba con mudarse a Estados Unidos después de la escuela, pero le negaron la visa. Se mudó a El Cairo y, durante un tiempo, encontró trabajo haciendo copias de esculturas del antiguo Egipto en un taller cerca de las pirámides.
En el 2005, una carta lo cambió todo. Después de que a Khalil le fue rechazada la visa a EU, su hermana menor volvió a presentar la solicitud en su nombre. Esta vez funcionó: ese año le concedieron una visa de inmigrante.
Llegó en septiembre del 2006. Al principio fue difícil. Laboró en trabajos ocasionales. Hacía frío. Extrañaba a su familia. Lloraba.
Hizo solicitud repetidamente en museos de la Ciudad. “Sólo quería estar cerca del mundo del arte”, dijo Khalil, de 45 años.
En el 2012, recibió la llamada que había estado esperando. Era el Met. ¿Le interesaba un empleo de seguridad?
Unos días antes había obtenido su ciudadanía estadounidense. “Fue una semana de ensueño”, dijo. Su primer puesto de guardia fue en el ala egipcia.
Cuando Akili Tommasino, el curador del Met, se topó por primera vez con Khalil ese día del 2023, Khalil le dijo que él mismo era un artista.
“Le pedí que me mostrara algo”, dijo Tommasino. Khalil le mostró su cuenta en Instagram. (Khalil tiene un pequeño estudio en Nueva Jersey). “Simplemente supe que tenía talento”, dijo Tommasino.
La obra de Khalil encajaba perfectamente con la exposición que Tommasino esperaba crear: una que incluyera a artistas egipcios contemporáneos que utilizan obras del antiguo Egipto como inspiración.
“Inmediatamente lo invité a participar en esa exposición”, dijo Tommasino. “No tenía idea de qué sería”.
Khalil pasó los siguientes seis meses creando una pieza para la muestra. Es simple, pero impactante: un busto de madera tallada de una figura femenina, de aproximadamente medio metro de altura, serena y tranquila. Una trenza serpentea sobre su hombro y en su cabeza hay un escarabajo.
La escultura se titula “Esperanza —Soy Escarabajo de la Mañana”. El escarabajo era un símbolo de esperanza para los antiguos egipcios.
La exposición se inauguró en noviembre con buenas reseñas.
“Fue realmente grande para mí”, dijo Khalil. “¡Como a dos galerías de Van Gogh!”
La exhibición terminó en febrero y no está claro qué pasará con la estatua. Pertenece a Khalil.
“Sólo quería hacer algo hermoso”, dijo. Algo que decía, “No pierdas la esperanza”.
“Fue realmente grande para mí. ¡Como a dos galerías de Van Gogh!”