¿Les gusta o interesa informarse en medios y redes colombianas? No. ¿Por qué? Porque el periodismo colombiano es inútil; no sirve para nada, es estúpido ya que narra sin entender, cuenta siempre lo mismo; crea cortinas de humo sobre lo importante; es polarizante, superficial y sensacionalista; todo lo hace por el billete; son activismo político. ¿Cómo es el periodismo colombiano? De escándalos, chismes y chistes. Esto es lo que me dicen jóvenes universitarios. Y vamos a ver y tienen razón.
Se informa escándalos. Cada día un escándalo que va desde la corrupción Char, a la evasión judicial de Uribe, al cinismo Petro, a la bobada Fico, al robo de Odebrecht y la salud, al hijo de Petro, al ‘Pitufo’ o Benedetti o Sarabia u Olmedo o… Y no pasa nada.
O si pasa, que todo escándalo termina en chisme. De la corrupción de Char-Gerlein pasamos a la Merlano madre, de la madre a su volada en moto, de su volada a su hija influencer, a madre huyendo e hija en cárcel. Y de la corrupción, del delito que dañó a la nación, solo sabemos el chisme del amor peligroso de Alex y Aida.
Los escándalos terminan en chisme. Chismes entre periodistas, políticos y guaro. Y del escándalo pasamos al chisme y del chisme al chiste. La conclusión puede ser que a los colombianos nos encantan el escándalo, el chisme y el chiste; que eso es lo que nos define. Entonces, que por eso más que noticias tenemos escándalos-chismes-chistes.
Chisme de último minuto. Chisme que surge en “una fuente”, casi siempre un político “adalid” de las buenas venganzas. Chisme sensacionalista porque no solo implica robo, sino sangre, cinismo y hasta semen. Chisme que genera escándalo donde los opinadores se insultan, agreden, chismean y juegan al chiste.
¿Mal? No. Los escándalos son maravillosos ya que nos permiten indignarnos y sentirnos superiores moralmente. Los chismes son una gozada ya que nos autorizan a hablar mal del otro sin inmutarnos. Y escándalos-chismes nos llevan al chiste para reírnos, que es lo que más buscamos los colombianos.
El escándalo, el chisme y el chiste son saberes populares que fortalecen los lazos sociales, transmiten valores culturales y regulan nuestro comportamiento comunitario. Además, estas son prácticas culturales colombiches de transmisión de saberes y de memoria colectiva que sirven para preservar nuestra historia y denunciar los problemas a los que nos enfrentamos.
Lo magnífico es que el escándalo-chisme-chiste lleva a que el periodismo se convierta en ese ritual popular de cafetería, peluquería, esquina, parque. Y, así, estas tres prácticas comunicativas han llegado a definir el periodismo nacional en este momento.
Sería muy bueno para el periodismo que saliéramos de esa lógica escándalo-chisme-chiste y pasáramos a contar qué pasa con cada caso denunciado, dejar la opinión de peluquería e ir a los hechos. De pronto estaríamos mejor informados y necesitaríamos de los medios. Pero eso implicaría dejar X, silenciar el yo-ignorante e ir a la realidad. Un imposible periodístico.
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión
orincon61@hotmail.com