Los conflictos son una parte inevitable en las relaciones de pareja, ya que cada individuo posee sus propias experiencias, puntos de vista y expectativas.
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Sin embargo, los desacuerdos no siempre deben verse como algo negativo, ya que pueden ser una oportunidad para abrir el diálogo, expresar los sentimientos de manera honesta y fomentar el crecimiento personal de ambos, fortaleciendo así la relación. Eso sí, para que el conflicto sea saludable, es esencial que se maneje con respeto y empatía; de lo contrario, puede convertirse en una confrontación destructiva.
Durante las discusiones más acaloradas, las emociones suelen intensificarse. Sentimientos como la ira y la frustración nublan el juicio y bloquean la empatía, haciendo que ambos miembros de la pareja reaccionen de manera impulsiva, en lugar de reflexiva. Este ciclo de emociones negativas crea un ambiente tenso donde las respuestas son reactivas, agravando la situación y erosionando el vínculo entre los dos.
Pausas breves que marcan la diferencia
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de St. Andrews, y publicado en la revista Nature, descubrió que tomarse una pausa de solo cinco segundos durante una discusión puede ser clave para reducir la agresividad y manejar mejor los conflictos en pareja. En la investigación participaron 81 parejas y se analizó cómo las emociones negativas, tanto individuales como compartidas, influyen en la agresión durante los desacuerdos.
El estudio, titulado “Both partners’ negative emotion drives aggression during couples’ conflict”, reveló que las emociones negativas incrementan la agresividad en un 86 % cuando ambos miembros las experimentan al mismo tiempo. Sin embargo, el hallazgo más importante fue que las pausas forzadas redujeron considerablemente la agresión. Este efecto se mantuvo consistente en pausas de 5, 10 o 15 segundos, lo que sugiere que interrumpir la discusión por un breve período permite reducir tanto la intensidad emocional como las respuestas impulsivas.
La psicoterapeuta Fanny Abanto explicó que no existen emociones "negativas" como tal, pero algunas pueden ser incómodas, como la ira, la tristeza, la culpa o la frustración, y son comunes durante los conflictos de pareja. Por su parte, la neuropsicóloga Patricia Cortijo detalló que estos sentimientos suelen ser provocados por factores como:
- Diferencias en los estilos de crianza de los hijos.
- Problemas relacionados con la gestión del dinero.
- Falta de tiempo y dedicación en la relación.
- Influencias externas, como la intervención de las familias de ambos miembros.
- Infidelidades y falta de confianza.
“Los conflictos que más emociones incómodas suelen activar son aquellos donde hay una falta de comunicación efectiva. Esto no se refiere solo a la ausencia de diálogo, sino a los malos entendidos que surgen cuando los mensajes no son claros”, comentó la doctora Ángela Otazu. Según la psicóloga, cuando no se logra expresar adecuadamente lo que se siente, los malentendidos llevan a una acumulación de frustración y desconfianza, lo que exacerba las emociones negativas.
Impulsividad y agresión: cómo evitar el ciclo destructivo
El estudio de la Universidad de St. Andrews revela que la impulsividad, es decir, actuar sin pensar en momentos de alta emoción, es una de las principales causas de agresión en los conflictos. Esto ocurre porque las personas no logran controlar sus emociones, reaccionando de forma inmediata con gritos, insultos o incluso violencia.
“La impulsividad puede hacer que una persona responda de manera reactiva, escalando la situación en lugar de resolverla”, afirmó Otazu. Además, destacó que esta reacción impulsiva no solo empeora el problema en el momento, sino que también deteriora la relación a largo plazo.
Fanny Abanto señaló que durante un conflicto, las neuronas espejo también juegan un papel importante. Estas neuronas reflejan las emociones negativas de la otra persona, intensificando el estado emocional de ambos y provocando un aumento en la agresión. Asimismo, explicó que algunas señales de que las emociones están escalando hacia la agresividad incluyen:
- Lenguaje corporal agresivo (gestos bruscos, puños cerrados, mandíbula tensa).
- Aumento del tono de voz o gritos.
- Pensamientos negativos o distorsionados, como generalizaciones o extremos de "todo o nada".
- Falta de empatía y comunicación destructiva (interrumpir, criticar o insultar).
- Sensación de pérdida de control sobre la situación.
El estudio utilizó herramientas como el Facial Action Coding System (FACS) y el programa OpenFace para analizar las expresiones faciales de los participantes en tiempo real. Se observó que expresiones como la tensión en los labios o el fruncimiento del ceño indicaban un aumento en las emociones negativas, lo que anticipaba una mayor agresión.
Cómo las pausas pueden prevenir la escalada del conflicto
El ciclo de emociones incómodas y agresivas en las discusiones puede ser interrumpido mediante pausas estratégicas, según el estudio. Estas pausas permiten que las emociones intensas disminuyan y que ambas personas puedan reflexionar antes de seguir discutiendo. Las pausas ayudan a reducir la activación emocional, mejorar la regulación de los sentimientos y reiniciar la conversación con una actitud más calmada.
Tomarse un respiro de entre 5 y 15 segundos, según la investigación, interrumpe el ciclo de respuestas emocionales impulsivas, permitiendo que las parejas aborden el conflicto desde una perspectiva más constructiva. Este sencillo hábito puede evitar que los desacuerdos se conviertan en confrontaciones destructivas y proteger la relación a largo plazo.
De acuerdo con los especialistas, las pausas ofrecen varios beneficios en el manejo de los conflictos de pareja, tales como:
- Reducir la activación emocional, permitiendo un análisis más claro de la situación.
- Mejorar la regulación emocional a través de técnicas como la respiración profunda.
- Fomentar la empatía, al permitir que cada persona comprenda mejor la perspectiva del otro.
- Retomar la conversación de manera constructiva, enfocándose en la solución y no en el ataque.
- Preservar la relación, al evitar que los conflictos dañen la confianza y el respeto mutuos.
El estudio concluye que el entrenamiento en el uso de pausas durante las discusiones puede ser una estrategia efectiva para reducir la violencia y mejorar la resolución de conflictos en las relaciones de pareja.
MILENKA DUARTE
El Comercio (Perú) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio, y contó con la revisión de un periodista y un editor.