La semana pasada se presentó un importante debate a partir de una propuesta de proyecto de ley, el 261 de 2024, que prohibiría el uso de redes sociales a menores de 13 años en Colombia, salvo en caso de permiso (y responsabilidad expresa) de padres o tutores.
Conforme a los criterios de
La normativa obligaría, entre otros, a que las empresas multinacionales dueñas de esas plataformas garanticen que ninguna persona menor de 13 años en Colombia pueda abrir un perfil de usuario en una red social, así como a eliminar toda cuenta que se sospeche o compruebe sea de una niña o niño.
Dicho proyecto, apoyado por el propio Gobierno a través de Mauricio Lizcano, ministro de las TIC de Colombia, ha sido recibido como un primer paso en el cuidado con que la sociedad y el Estado deben propender a la salud emocional y física de los niños en el país.
¿Qué tan peligrosas son las redes sociales?
Las redes sociales, si fueran un medio de comunicación, serían el de mayor alcance e influencia de Colombia: el 70 por ciento de los colombianos somos usuarios. Gastamos al día cerca de tres horas y media metidos en alguna de estas plataformas, principalmente desde nuestro celular, según el reporte digital de We Are Social 2024.
Ese mismo informe revela que las redes mas usadas, en su orden en Colombia, son Facebook, Instagram, TikTok, Twitter, Pinterest y LinkedIn, con un fuerte crecimiento del consumo de videos verticales, moda que arrancó TikTok y que luego copiaron en Meta como Reels y en YouTube como Shorts.
La red social que más usamos y más crece en Colombia es TikTok: gastamos cerca de 4 horas al día en esa red, y su tasa de crecimiento interanual es del 35 por ciento, cuando el resto de redes aumenta en suscriptores entre un 9 y 13 por ciento.
Según el estudio ‘Riesgos y oportunidades del uso de internet para niñas, niños y adolescentes en Colombia’, realizado por Tigo, la Universidad de los Andes y Aulas en Paz, el 29 por ciento de los niños menores de 13 años en Colombia tienen una cuenta de redes sociales, pese a las restricciones que tienen las plataformas para que puedan tener un perfil.
Esto, de entrada, deja en claro la debilidad e ineficiencia de los sistemas que los gigantes digitales dicen tener para evitar que los niños puedan sacar un perfil en redes sociales, los cuales se los saltan sin lío. También quedan en evidencia el descuido y la poca atención que padres o tutores ponen en lo que hacen sus hijos con su celular, desconociendo el riesgo que enfrentan.
Sin una supervisión adecuada de los padres o tutores, estas plataformas pueden ser un terreno peligroso para los menores, exponiéndolos a problemas como el ciberacoso, el sexting, la adicción tecnológica y otros problemas que impactan gravemente en su salud mental y emocional.
El ciberbullying es la amenaza más común, una forma de violencia virtual que permite a los agresores permanecer en el anonimato, lo que dificulta su identificación y aumenta la sensación de vulnerabilidad en las víctimas. Este tipo de intimidación puede llevar a consecuencias devastadoras, como ansiedad, depresión e, incluso, ideas suicidas en los menores afectados.
El sexting es otro riesgo latente. Compartir imágenes íntimas, ya sea por decisión propia o bajo presión, pone a los niños en una posición de enorme fragilidad. Una vez que estas imágenes están en circulación, el control sobre su uso desaparece, dejándolos expuestos a chantajes, humillaciones y, en casos extremos, al abuso sexual.
Adicción a las redes sociales
Otro peligro significativo es la adicción a las redes sociales, una problemática que afecta cada vez más a los jóvenes. Según expertos, pasar largas horas conectados a estas plataformas puede generar aislamiento, afectar las relaciones personales y comprometer su bienestar físico y emocional. La adicción a las redes sociales comparte características con las adicciones a sustancias como el alcohol o el tabaco, y a menudo requiere intervención profesional para ser tratada.
El tiempo excesivo en plataformas como TikTok e Instagram también interfiere con actividades esenciales para un desarrollo saludable, como el ejercicio físico y la interacción cara a cara con amigos y familiares. De acuerdo con la psicóloga clínica Lisa Damour, esta desconexión de la realidad impacta negativamente en la capacidad de los adolescentes para gestionar sus emociones y construir relaciones significativas, lo que aumenta su vulnerabilidad emocional.
La gratificación inmediata que ofrecen estas plataformas tiene un efecto negativo en el sistema de recompensa del cerebro. La facilidad con la que los niños consumen contenido, deslizando el dedo para pasar al siguiente video, alimenta un ciclo de búsqueda constante de estímulos nuevos. Con el tiempo, esta dinámica genera un desgaste emocional, ya que las experiencias cotidianas pierden su capacidad de sorprender o emocionar.
Las consecuencias físicas tampoco deben ser subestimadas. El exceso de tiempo frente a las pantallas puede provocar trastornos del sueño, como narcolepsia. La falta de sueño, en particular, afecta el rendimiento académico y la estabilidad emocional, exacerbando los desafíos que los jóvenes enfrentan en su vida diaria.
Al final, concluyen expertos, la supervisión y orientación de los padres es fundamental para enseñar a los niños a utilizarlas de manera responsable y crítica. Crear un entorno de comunicación abierta y confianza es esencial (ver recuadro) para que los menores puedan compartir sus preocupaciones y sentirse protegidos.
¿Qué debemos hacer todos para cuidar a los niños de las redes?
Niños y adolescentes:
- Buscar ayuda de un adulto o amigo de confianza ante cualquier afectación derivada del uso de redes sociales.
- Establecer límites para equilibrar el tiempo.
- Ser selectivos con lo que se publica y comparte.
- Denunciar casos de ciberacoso o abuso en línea y no participar en la difusión de mensajes o imágenes dañinas.
Padres y cuidadores:
- Implementar un plan para definir límites tecnológicos saludables en el hogar.
- Crear espacios libres de tecnología y fomentar actividades fuera de línea.
- Denunciar abusos, acoso o explotación en línea y trabajar con otros padres para establecer normas compartidas.
Empresas tecnológicas:
- Realizar evaluaciones transparentes sobre el impacto de las plataformas en los niños y adolescentes.
- Diseñar productos que prioricen la salud y seguridad de los usuarios.
- Implementar herramientas que faciliten entornos en línea seguros y saludables.
- Garantizar sistemas eficaces para atender denuncias de abuso, contenido perjudicial o amenazas a la salud de los menores.
JOSÉ CARLOS GARCÍA R.
Editor Multimedia
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