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La percepción influye en cómo las personas interpretan su entorno. Esta actitud está relacionada con experiencias, expectativas y valores personales.
Esto dice la psicología de las personas pesimistas y de su personalidad Foto: iStock

PERIODISTA19.05.2025 08:16 Actualizado: 19.05.2025 08:40

19.05.2025 08:16 Actualizado: 19.05.2025 08:40
En la vida cotidiana, las personas suelen adoptar posturas o actitudes frente a las distintas situaciones que enfrentan, y estas respuestas están influenciadas directamente por su percepción. La percepción es un proceso cognitivo mediante el cual se interpreta la información sensorial que proviene del entorno, y dicha interpretación depende de factores como las experiencias previas, las expectativas y los valores personales.
Esta construcción individual de la realidad influye en la manera en la que las personas piensan, sienten y actúan. En contextos marcados por la incertidumbre o el conflicto social, es frecuente que aumente la tendencia a interpretar los hechos de manera negativa. A este fenómeno se le conoce como pesimismo, y se refiere a la inclinación a centrarse en los aspectos desfavorables de las experiencias.
Una personalidad pesimista espera resultados negativos de forma constante. Foto:iStock
Pesimismo: una personalidad que anticipa lo peor
La personalidad pesimista se caracteriza por mantener la expectativa de que los acontecimientos futuros tendrán un desenlace negativo. Esta actitud no solo determina la forma de ver el mundo, sino que también orienta los pensamientos, emociones y comportamientos de quien la adopta.
Según estudios realizados en psicología, el pesimismo sostenido puede estar relacionado con problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima. La pérdida de esperanza y la dificultad para imaginar un futuro positivo son consecuencias comunes de este tipo de pensamiento.
Algunas personas, sin embargo, justifican su visión negativa como una forma de compromiso con la realidad. Consideran que al reconocer lo malo, se pueden identificar las fallas del mundo y generar soluciones. Esta postura también forma parte del debate sobre cómo se manifiesta el pesimismo en diferentes individuos.
Cómo reconocer a una persona con actitud pesimista
Existen varios rasgos que permiten identificar a una persona con una inclinación persistente hacia el pesimismo:
- Tendencia negativa: se enfocan exclusivamente en los aspectos negativos de cualquier situación. Este enfoque limita la capacidad de encontrar elementos positivos o esperanzadores, y puede estar acompañado de pensamientos repetitivos sobre eventos dolorosos del pasado.
- Pensamiento fatalista: perciben los sucesos negativos como inevitables, y creen que no es posible ejercer control sobre ellos. Bajo esta mentalidad, el futuro se ve como algo ajeno y fuera del alcance personal.
- Anticipación del fracaso: esperan lo peor incluso antes de que ocurran los hechos. Esta expectativa suele estar acompañada de una mentalidad derrotista que impide asumir riesgos o desafíos necesarios para alcanzar metas.
- Dificultades para resolver problemas: las personas pesimistas suelen sentirse sobrepasadas por las adversidades. Su visión negativa interfiere con la capacidad de afrontar retos con actitud de aprendizaje o superación.
- Baja autoestima: esta actitud también afecta la percepción de sí mismos. Una visión distorsionada de las propias capacidades debilita la confianza personal, lo que dificulta aprovechar oportunidades para el desarrollo individual.
El pesimismo está asociado con problemas de salud mental como ansiedad, depresión y baja autoestima. Foto:iStock
El pesimismo no es definitivo
Aunque el pesimismo puede condicionar de forma significativa la forma de vivir, no se trata de un rasgo inamovible. La personalidad humana está compuesta por distintos elementos que pueden cambiar a lo largo del tiempo.
Las personas que se identifican con actitudes pesimistas tienen la posibilidad de trabajar en su transformación. Este cambio es posible si se toman medidas voluntarias, como recurrir a intervenciones psicológicas o terapias que promuevan una visión más equilibrada del entorno y de sí mismos.
La disposición al cambio y el reconocimiento de las propias percepciones pueden marcar una diferencia significativa en la forma en que una persona enfrenta la vida.
El Comercio (Perú)/ GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada por El Comercio (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.
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