Colombianos están pagando una obra para energías limpias desde 2022 que no se podría usar cuando se termine de construir

hace 4 horas 27

Cuando en 2019 comenzó el boom de los parques eólicos en Colombia y varias empresas nacionales e internacionales decidieron apostarles a estos proyectos en La Guajira, también comenzó a generar preocupación cómo se iba a inyectar esa nueva energía a la red nacional.

Esta preocupación se debía a que la línea de transmisión a la que se conectarían muchos de estos proyectos enfrentaba varios inconvenientes. Aunque Colectora fue adjudicada al Grupo Energía Bogotá (GEB) en el 2018 y debía entrar en operación a finales de 2022, no fue así.

A la compañía le tomó cinco años terminar las consultas previas con las comunidades y solo hasta el 2024 logró tener todas las licencias ambientales para iniciar las obras de construcción.

Pero, ahora que las obras de Colectora avanzan, no hay ni un solo parque eólico construido ni en proceso de construcción que pueda usar esta línea de transmisión una vez esté lista, porque las compañías están renunciado a estos proyectos.

Línea de transmisión Colectora

Línea de transmisión Colectora. Foto:Ministerio de Minas y Energía

Colectora es una línea de 247 kilómetros para transportar energía eléctrica y pasa por siete municipios en La Guajira y cuatro en el Cesar. Por su gran longitud, está divida en dos tramos.

El primero es La Loma-Cuestecitas. Su construcción avanza a buen ritmo y estará terminado en junio de este año. Entre tanto, el tramo Cuestecitas-Colectora estaría listo en agosto de 2026.

Siete parques eólicos, que suman una capacidad instalada de 1.050 megavatios, recibieron autorización para conectarse a Colectora e inyectar la energía eléctrica que generarían con el fin de que llegara a los hogares.

Se trata de Tumawind y Chemesky, de Enel Green Power; EO200 de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y cuatro parques eólicos de AES Colombia: Casa Eléctrica (JK1 y JK2), Irraipa (JK5) y Apotolorru (JK3).

La realidad de estos parques eólicos es que Enel Green Power anunció que ya no construirá estos proyectos, y aunque el parque eólico EO200 ya recibió licencia ambiental, en noviembre del año pasado EPM hablaba de una posible venta.

Parque eólico Jepirachi


Foto:Mauricio Dueñas Castañeda. EFE

“Entre las consultas previas, la oposición de las comunidades y los licenciamientos ambientales, año tras año se han venido postergando los proyectos y actualmente tenemos unas grandes preocupaciones alrededor de lo que será el desarrollo de La Guajira”, aseguró la presidenta de Ser Colombia, Alexandra Hernández.

Los proyectos de AES Colombia son los únicos que siguen adelante, pero Casa Eléctrica estaría generando energía eléctrica en el 2027 cuando Colectora estaría completamente construida en agosto de 2026.

Entre tanto, Apotolorru aún debe avanzar en su Estudio de Impacto Ambiental (EIA), sus consultas previas y posterior licenciamiento ambiental. Su entrada en operación se estima para después del 2027, mientras que para Irraipa aún no hay cronograma porque su desarrollo está en una etapa más temprana.

“Los proyectos de AES Colombia siguen avanzando y tienen la esperanza de poder iniciar construcción, pero vamos a depender mucho del trabajo con las autoridades ambientales y las comunidades para que no solo se tenga el permiso, sino que la construcción se vuelva una realidad”, agregó Alexandra Hernández.

Obras para el Parque Eólico en la Guajira.

Parque eólico Windpeshi en La Guajira. Foto:Enel Green Power

Teniendo en cuenta los tiempos que maneja AES Colombia para sus proyectos, Colectora no se estaría usando durante un buen tiempo, sería aproximadamente un año en caso de que se logren construir los parques eólicos y entren en operación en los tiempos que estima la compañía.

Por lo tanto, es una opción menos que se tendrá para mejorar el servicio de energía eléctrica en el país y brindar mayor confiabilidad en la zona de La Guajira y Cesar, pese a que los colombianos llevan pagando los 290 millones de dólares que cuesta Colectora desde el 2022.

Pero además de que no se podrá aprovechar al máximo una línea de transmisión que se viene pagando a través de la factura mensual de la energía hace casi tres años, también existe el riesgo de que los amigos de lo ajeno desmantelen la infraestructura.

“La línea quedará lista esperando que se construyan los parques eólicos, confiando en que se pueda proteger para que no se roben el cable ni la infraestructura. El riesgo más grande es que las personas se suban a la línea y se roben piezas”, comentó Juan Ricardo Ortega, presidente del GEB.

Parque eólico Jepirachi


Foto:EPM

Si definitivamente estos siete parques eólicos no se conectan a Colectora, no será una tarea fácil entregarles ese espacio a otras empresas porque la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) tendría que hacer un nuevo proceso para reasignar esta capacidad que no se usaría.

Y el tiempo ha demostrado que no es un proceso que la Upme adelante de manera ágil, pues aún no se han hecho asignaciones de capacidad por las solicitudes que las empresas radicaron en octubre de 2023.

Una situación similar se podría presentar con la línea de transmisión Cuestecitas-Copey-Fundación, que está construyendo ISA Intercolombia y atraviesa 17 municipios de La Guajira, Cesar y Magdalena.

A esta línea se deben conectar parques eólicos como Alpha, Beta (EDP Renewables), Camelias, Acacia 2 (Celsia) y Windpeshi (Enel Green Power), pero las empresas anunciaron en los últimos meses que desistían de su construcción por los múltiples inconvenientes que tuvieron que enfrentar en La Guajira.

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