Colombia y la nueva 'Ruta de la seda': el rol de lo público y el del sector productivo

hace 6 horas 17

Existe un viejo y sabio razonamiento muy utilizado por los países y también por los sectores productivos privados: habla de las virtudes de ganar espacios económicos externos, y de la obvia conveniencia de no depender solo de un solo socio, o de un solo mercado, o de un solo proveedor para materias primas, manufacturas, o productos de alta tecnología. La diversificación, una palabra sagrada para muchos empresarios, plantea ventajas evidentes.

Depender solo de un mercado o solo de un proveedor, puede ser fatal, en especial en eventuales procesos de contracción económica, o cuando las decisiones de alguno de ellos pueden imponernos condiciones inesperadas o unilaterales, en el curso de una relación económica. Lo anterior se vale también para los recursos financieros, o los medios de transporte, o los procesos educativos y los intercambios en general.

El tema es de la mayor actualidad, cuando examinamos los resultados de la visita del presidente colombiano (y del brasileño y el chileno) a China, en el curso de la semana pasada. Un análisis objetivo tiene que comenzar por reconocer que, en la primera mitad de la semana pasada, existió una muy importante actividad de tres presidentes suramericanos, en Beijing (Petro, Lula y Boriç), y que el asunto tiene importancia, incluso en la medida en que ha causado debate en Colombia (no así en Chile o Brasil, y hemos de ver por qué).

Ruta de la seda

Los tres mandatarios asistieron al Foro China-CELAC 2025. Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO

El caso de Brasil

Brasil, como sabemos es un país muy especial: No solo es la primera economía de América Latina, sino que representa por sí solo, la mitad de la población, la superficie y la economía de toda Suramérica. Pero también es un país importante en tecnología, con una vocación marcada por contribuir al equilibrio global. Y en su búsqueda de socios diversificados para sus importaciones y sus exportaciones, ha encontrado fuentes de intercambio muy importantes con China, al punto de que ese país es ahora su primer socio comercial.

Los intercambios políticos han sido importantes, y Brasil tiene excelentes relaciones con China, pero también las tiene con EEUU, los países Europeos, o los de Asia y África. Es el país de América Latina que tiene en el exterior la mayor cantidad de representaciones diplomáticas y comerciales, y las más numerosas además. Nadie en Brasil plantearía un debate público para preguntarle al gobierno por qué tiende al equilibrio en su relacionamiento con el mundo. Por eso es Brasil, y por eso sus empresarios, con los de México, son los más importantes de América Latina.

Es notable que el presidente Lula estuvo en China en esta ocasión, acompañando a la presidencia colombiana de la CELAC, pero además tenía una visita de Estado (especialmente solemne). Y fue acompañado de 200 empresarios brasileños, que sostuvieron ruedas de negocios con aproximadamente 1000 empresarios chinos. Esta actividad macro, obviamente no se improvisa. Es el producto de una agenda exterior activa, no solo del gobierno, y de esfuerzos mancomunados de muchos años y varias administraciones.

Chile, Perú y Ecuador

El otro caso es el de Chile: El país se percibe a si mismo (comenzando por los empresarios que son proactivos y muy creativos), como una plataforma de importexport que aspira a ser un eje en el relacionamiento de Suramérica con el Pacifico Oriental en su conjunto, incluida China. Además, el comercio exterior de Chile tiene un equilibrio que es intencional y admirable: va por partes más o menos iguales en sus relaciones con EEUU, con el Pacifico y China, con los países europeos, y con otros países del mundo. Es decir, una economía que, en caso de crisis globales o regionales, puede sobreaguar en mejores condiciones que sus vecinos. Equilibrio y diversificación, como en puede sobreaguar en mejores condiciones que sus vecinos. Equilibrio y diversificación, como en el caso de Brasil.

Un antecedente es extraordinario: Chile ya ha celebrado dos macro-eventos empresariales, con la presencia de un millar de empresarios entre suramericanos y chinos. El autor de estas líneas tuvo ocasión de asistir a uno de estos eventos gigantescos, en Santiago de Chile. ¿Cuántos empresarios colombianos había? No llegaba a la decena, y ninguno representaba a grandes empresas.

El presidente chileno puede tener una ventaja semejante a la de Brasil: sus empresarios tienen vocación también internacional, y ven a los países del Gran Pacifico como una fuente de oportunidades. Ello no ha implicado de ninguna manera que Chile haya menguado su relación con EEUU, que sigue siendo excelente.

¿Y Colombia?

Cuando se habla del déficit colombiano en los intercambios con China, hemos pues de analizar lo que pasa con algunos de los vecinos: En efecto, el comercio entre Colombia y China ha crecido en las últimas dos décadas, pero el déficit se mantiene, y a decir verdad es muy alto y preocupante. Si un país como Brasil tiene superávit con China, por algo será. Cuando observamos que otros países como Chile y Perú, e incluso Ecuador tienen una relación bilateral bastante equilibrada con dicho país, debemos por supuesto preocuparnos, pero sobre todo ocuparnos de ver qué puede haber pasado en Colombia en los últimos veinte años, para que el déficit sea persistente.

Veamos para ilustración otro caso, el del Perú: En el barrio de Miraflores en Lima, existen más de 10 Escuelas de Idiomas que enseñan cada una 4 o 5 idiomas extranjeros. Siempre está el inglés (como se debe), y siempre está también el chino mandarín. También hay otros idiomas. Es un factor fundamental de preparación real para la globalización.

Avanzando un poco más, vemos que nuestros tres vecinos del Pacifico Suramericano (Chile, Perú y Ecuador), tienen incluso acuerdos de libre comercio con China, y un comercio muy importante con el Pacifico Asiático, al mismo tiempo que mantienen buenas relaciones con EEUU. No se vale desgarrarse las vestiduras porque un presidente colombiano ha hecho lo que ya hicieron otros 21 países latinoamericanos y del Caribe, comenzando por el resto de Suramérica: incorporarse a un mecanismo-marco al cual pertenecen cerca de 80 países del mundo. Además, en ese contexto, cada país tiene la posibilidad de negociar (bien o mal) programas específicos que involucran a China, en especial en infraestructura y otros sectores.

Colombia y China

La canciller Laura Sarabia, se reunió con el Viceministro de Relaciones Exteriores de China. Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO

Qué hacer

¿Se pretendería que nos saliéramos de Naciones Unidas porque allí hay países que piensan diferente a nosotros? ¿Tendríamos que salirnos de la OMC porque China es allí el país más activo? ¿Y que pasa con los otros más de 160 que también pertenecen? ¿Estamos llamados a tener siempre un déficit con China, por razones estructurales? El ejemplo de Brasil o el de Chile y Ecuador muestran que no es así, y que lo que existe es quizás otra cosa:

En efecto, vivimos de espaldas al gran espacio del Pacífico y hemos privilegiado solamente la vocación transatlántica; no conocemos los idiomas de la región, y tenemos poco interés en aprenderlos; no conocemos aun las reglas de juego de los intercambios comerciales con Asia, y casi nadie en nuestro medio muestra interés por estudios de las culturas, las sociedades y los mercados de esa inmensa región; tampoco tenemos la menor idea sobre las regulaciones jurídicas de la vida económica de dichos países. Finalmente, Asia Oriental (China incluida) no entra en la agenda de ninguna de las grandes empresas colombianas, a diferencia de sus hermanas mayores del resto del continente. Creemos ser globales, pero seguimos siendo montañeros.

Valga, pues, esta consideración como un llamado al sector productivo, a las Universidades (que operan a más largo plazo) y a sectores gubernamentales (que pueden hacer mucho), para acercarse a otros temas y otros espacios geográficos además de los dos o tres países con los que tradicionalmente hecho tenido un buen relacionamiento, que por supuesto debe continuar. Un gobierno ha dado un paso adelante: le corresponde ahora al sector productivo y otros sectores estar a la altura. Pero DIVERSIFICACION y EQUILIBRIO, son dos palabras que nuestros hermanos del Continente nos pueden enseñar. Dejar de hacerlo, puede anclarnos en el pasado.

DIEGO CARDONA CARDONA

Profesor, analista internacional, exviceministro de Relaciones Exteriores.

Correo electrónico: dcardonac@gmail.com

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