Colecho: la práctica de crianza nocturna que fortalece la relación con su bebé

hace 2 meses 18

La crianza nocturna es un aspecto esencial en la vida de las familias, especialmente cuando se trata de recién nacidos. Durante los primeros meses de vida, las noches se convierten en momentos donde la conexión emocional, la alimentación y el descanso están estrechamente ligados. 

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Una práctica que ha resurgido en los últimos años es el colecho, un método ancestral presente en diversas culturas, que muchos padres eligen para facilitar el sueño y fortalecer el vínculo afectivo con sus hijos.

Colecho

El colecho consiste en que el bebé duerma cerca de uno o ambos padres.

Foto:iStock

En un mundo donde las rutinas aceleradas y las exigencias laborales influyen en la vida familiar, la decisión sobre cómo dormir con los bebés tiene implicaciones tanto emocionales como de salud. 

El colecho ha ganado popularidad, especialmente en sociedades occidentales, pero también ha generado preguntas y preocupaciones: ¿Es una solución para las noches de insomnio o un riesgo para la seguridad del bebé? ¿Cómo afecta esta práctica al desarrollo infantil y a la relación de pareja?

¿Qué es el colecho?

El colecho consiste en que el bebé duerma cerca de uno o ambos padres. Según el pediatra Erick Olivera, existen varias formas de realizarlo:

  1. Colecho en la misma cama: Padres e hijos comparten la misma superficie para dormir.
  2. Cuna colecho: Una cuna especial se adosa a la cama de los padres, permitiendo que el bebé esté al mismo nivel y en contacto directo, pero en su propio espacio.
  3. Cuna o moisés en la misma habitación: El bebé duerme en una cuna separada, pero en la misma habitación que los padres.

En hospitales, esta práctica también es común mediante el "rooming-in", donde el bebé permanece en la misma habitación que la madre desde el nacimiento. Según la pediatra Faye Aguilar, esta técnica favorece la creación de un vínculo temprano y promueve la lactancia materna.

Edad recomendada para el colecho

El colecho puede realizarse desde los primeros días de vida, siempre que se tomen las medidas de seguridad adecuadas. Según Olivera, es recomendable hasta los 12 meses, después de los cuales puede ser opcional. 

A partir del año, es importante que el bebé adquiera independencia y tenga su propio espacio para dormir, ya que compartir la cama puede afectar tanto el sueño del niño como el de los padres.

La psicoterapeuta Liliana Tuñoque añade que prolongar el colecho más allá de los tres años podría generar dependencia, inseguridad y ansiedad por separación. Es crucial fomentar la autonomía del niño para que se sienta seguro y capaz de enfrentar los retos propios de su edad.

Beneficios del colecho para padres y bebés

El colecho ofrece varios beneficios tanto para los bebés como para los padres. Faye Aguilar destaca que esta práctica permite una mayor proximidad física, lo que facilita la vigilancia constante y una respuesta rápida a las necesidades del bebé durante la noche. 

Además, el colecho favorece la lactancia nocturna, permitiendo que la madre amamante sin necesidad de levantarse, lo que contribuye a su comodidad y a que su sueño no se vea interrumpido drásticamente.

La cercanía con los padres también le proporciona al bebé una sensación de seguridad y confort, fortaleciendo el vínculo afectivo y reduciendo el estrés tanto del bebé como de los padres. Según estudios mencionados por Olivera, los niños que practican colecho en sus primeros 12 meses de vida tienden a tener un mejor desarrollo socioemocional a largo plazo.

Riesgos asociados al colecho

Aunque el colecho ofrece múltiples beneficios, también conlleva ciertos riesgos si no se realiza de manera segura. La pediatra Aguilar señala que puede haber riesgos de asfixia accidental, caídas o síndrome de muerte súbita infantil, especialmente si los padres fuman, consumen alcohol o drogas, o están muy cansados.

Olivera recalca que la incidencia de accidentes es baja si se siguen recomendaciones clave: colocar al bebé boca arriba, usar una superficie firme y evitar objetos sueltos como peluches o mantas que puedan aumentar el riesgo de asfixia.

No se recomienda el colecho si los padres son fumadores, consumen alcohol o drogas, o si el bebé es prematuro o tiene bajo peso al nacer. También se desaconseja si uno de los padres tiene una enfermedad que afecte su capacidad de despertar fácilmente o si la madre padece de una enfermedad infecciosa, como el VIH.

Impacto del colecho en la relación de pareja y la dinámica familiar

El colecho puede afectar la intimidad y privacidad de la pareja al compartir la cama o la habitación con el bebé. Por ello, es importante que ambos padres estén de acuerdo con la decisión y se sientan cómodos. Consultar con un profesional en pediatría antes de implementar el colecho puede ayudar a definir roles y evitar conflictos sobre el cuidado del bebé, especialmente durante las primeras semanas.

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La transición del colecho a dormir en su propia cama puede ser un desafío para el bebé. Es recomendable que este proceso se realice de forma gradual. Una estrategia es comenzar colocando al niño en su cuna una vez que se haya quedado dormido con los padres. También se puede iniciar con las siestas en su propia cama, aumentando el tiempo que pasa allí poco a poco.

Es crucial que el ambiente sea seguro y cómodo para el niño. Los padres pueden utilizar cuentos, videos o objetos de seguridad como peluches para facilitar la transición, ayudando al niño a sentirse más tranquilo y confiado al dormir solo.

En resumen, el colecho es una práctica con beneficios comprobados tanto para los bebés como para los padres, pero es fundamental realizarlo de manera segura y saber cuándo comenzar la transición hacia la independencia del niño en el sueño.

Milenka Duarte / El Comercio (GDA) 

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial basada en información de El Comercio (GDA) y contó con la revisión de una periodista y un editor.

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