La mandarina es un cítrico refrescante y delicioso, especialmente popular en esta temporada. Su consumo diario no solo cautiva por su aroma y sabor, sino que también contribuye a la prevención de diversas enfermedades. Es una fruta versátil, que se puede disfrutar fresca, en agua, nieve, licores, caramelos o gelatinas.
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Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la mandarina es muy similar a la naranja, aunque más pequeña y con una pulpa generalmente más dulce. Consumirla con regularidad ofrece importantes beneficios para la salud, ayudando en la prevención de problemas cardiacos, infecciones, diabetes e incluso cáncer.
El Poder del Consumidor indica que la mandarina proviene del árbol mandarino, que pertenece a la familia de las rutáceas, al igual que el naranjo.
Existen tres tipos principales
- Las clementinas, de color naranja intenso, esféricas y aplanadas, sin semillas y dulces.
- Los híbridos, de color naranja o rojizo, jugosos, aunque con la corteza muy pegada a la pulpa.
- Las satsuma, más comunes en Japón, con cáscara gruesa y rugosa, color amarillo o naranja, y pulpa de sabor suave.
La mandarina es conocida por su alto contenido de vitaminas y minerales, especialmente vitamina C y A. Además, es rica en ácido fólico y antioxidantes como los flavonoides, lo que le otorga múltiples beneficios para la salud.
El consumo frecuente de mandarina ofrece numerosos beneficios para la salud. Su contenido de vitamina C y A protege la piel y refuerza el aparato respiratorio frente a infecciones. Asimismo, su alto contenido de ácido fólico favorece el desarrollo adecuado del bebé durante el embarazo.
La mandarina también facilita la absorción de hierro, por lo que se recomienda consumirla después de alimentos como carne roja y hojas verdes. Los antioxidantes presentes en las partes blancas que rodean el gajo contribuyen a la protección contra el cáncer.
Además, su elevado contenido de fibra y agua proporciona mayor saciedad, mejora la digestión y ayuda a mantener un peso saludable.
Por último, la mandarina ayuda a regular los niveles de insulina, lo que permite que el azúcar se transforme en energía en lugar de almacenarse como grasa, siempre que se mantenga un estilo de vida saludable.
¿Cómo aprovechar sus propiedades?
Para aprovechar al máximo sus propiedades, lo ideal es consumirla fresca y sin retirar la parte blanca de los gajos, ya que es rica en fibra y nutrientes.
Se recomienda evitar los jugos de mandarina, ya que se necesitan hasta tres piezas de fruta para obtener un solo vaso, lo que aumenta significativamente la cantidad de azúcar y calorías.
La mandarina fresca puede disfrutarse como postre o añadirse a ensaladas con lechuga, jitomate, aceitunas y un toque de aceite de oliva y sal. También se puede utilizar como sazonador en platillos de pollo o carne.
Aprovechar la temporada para consumir mandarina diariamente es una excelente manera de cuidar la salud y prevenir enfermedades.
SUSANA CARRASCO.
EL UNIVERSAL MÉXICO / GDA.
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*Este contenido fue hecho con la asistencia de la inteligencia artificial, basado en información de El Universal México (GDA). Contó con la revisión del periodista y un editor.