Así es el 'Inframundo', la cárcel de Venezuela en la que sus presos viven entre heces y orina

hace 3 horas 10

Después de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela, la detención de más de 2.000 personas no solo expuso la represión de las fuerzas de seguridad, sino que se corroboró las cientos de denuncias que existen sobre torturas, tratos crueles e inhumanos que reciben presos políticos y comunes.

Los apresados por protestar en contra de Nicolás Maduro, incluyendo 150 menores de edad, convivieron -en algunos casos- entre heces, orina, hacinamiento y demás condiciones inhumanas, así lo refleja el último informe del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).

Este informe reafirma las denuncias y los testimonios recogidos por periodistas, ong y sociedad civil. En septiembre, EL TIEMPO reveló detalles sobre el trato a menores en algunos centros de reclusión.

El Observatorio detalló que uno de estos lugares es la celda conocida como el “Inframundo”, en el sótano del Centro de Control y Resguardo del Detenido Boleíta, de la Policía Bolivariana (PNB), en Caracas.

El lugar también es conocido entre los detenidos y los funcionarios como la “Ultratumba”, “La Llorona” y la “Celda del Payaso”, por las pésimas condiciones a las que están sometidos los reclusos.

Situación que se va agravando y las personas privadas de libertad van perdiendo sus derechos, que no solo están establecidos en nuestra legislación, también se encuentran en los estándares internacionales

De acuerdo con los datos OVP, en esta celda hay aproximadamente 90 detenidos, sin ventilación, sin la entrada de luz solar ni baños, lo cual perpetúa un ambiente opresivo.

Aunque fue diseñado originalmente como un espacio de uso administrativo, este centro alberga aproximadamente a 421 detenidos distribuidos entre 14 a 16 celdas (al menos 250 son presos sociales y 171 población policial), en un espacio que no está diseñado para la permanencia de reclusos por más de 48 horas.

“Situación que se va agravando y las personas privadas de libertad van perdiendo sus derechos, que no solo están establecidos en nuestra legislación, también se encuentran en los estándares internacionales", manifestó Humberto Prado, coordinador del OVP.

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Afiches de presos políticos durante una vigilia este domingo, en Caracas (Venezuela). Foto:EFE

Adolescentes en el Inframundo

Tal como reveló EL TIEMPO hace unos meses, las condiciones del “Inframundo” son pésimas. Según testimonios recogidos por el OVP, las paredes del 'Inframundo' “sudan”, debido a las filtraciones que tiene el lugar.

“Los reclusos hacen sus necesidades en bolsas, se turnan para dormir en el piso o encima de una sábana que les envían sus parientes, después de pagarle a los policías. Esta situación no solo afecta el cumplimiento de condiciones de reclusión dignas, también la labor inherente de los cuerpos policiales”, se lee en el informe.

A ese lugar trasladaron a 21 adolescentes detenidos arbitrariamente en el contexto de las manifestaciones postelectorales. Los menores de edad convivieron con los adultos que se encontraban, “quienes los defendieron de los policías cuando estos, presuntamente, querían golpearlos”, se lee en el documento.

Los reclusos hacen sus necesidades en bolsas, se turnan para dormir en el piso o encima de una sábana que les envían sus parientes, después de pagarle a los policías. Esta situación no solo afecta el cumplimiento de condiciones de reclusión dignas, también la labor inherente de los cuerpos policiales

“Sus necesidades las hacían en una esquinita de la misma celda, en bolsas, por eso mi familiar nos pidió un paquete de bolsas. Esa celda huele a orín y a pupú, cuando los trasladaron de ese penal esos niños olían malísimo, no sé ni cómo describir el olor, olían a alcantarilla con rata muerta, daban ganas de vomitar. Allí vivieron lo peor”, dijo el familiar de un adolescente al OVP.

Policía antidisturbios utiliza gases lacrimógenos contra manifestantes durante una protesta en el barrio de Catia, en Caracas.

Protestas en Venezuela. Foto:AFP

El alquiler de un ventilador en el Inframundo cuesta 2 dólares durante una hora, el cual cancelan los parientes al pago móvil -un sistema de pago similar a Nequi- de los policías. Lo usan para paliar el calor al menos a tres personas. “Así podían respirar”, comentó un familiar.

Los familiares también les hacían recargas de saldo a los celulares de los presos sociales, para que les permitieran hablar con los adolescentes durante el día.

“En un día me pidieron hasta cinco veces una recarga. Y sé que otros familiares también hacían recargas los mismos días. Cuando mi hijo me llamaba me decía ‘qué es lo ques chama, pásame 2 dólares allí para un ventilador’. Yo pensé que el muchacho se estaba volviendo malandro, pero luego me confesó que tenía que hablar así y lo mismo hicieron los otros adolescentes”, contó la madre de un menor de edad.

“A veces le pagas al policía, pero según su humor podrías darle a él una parte y lo otro se lo pasaba a los presos”, contó la pareja de un hombre que estuvo privado de libertad en este centro de detención durante tres años. 


“Sus necesidades las hacían en una esquinita de la misma celda, en bolsas, por eso mi familiar nos pidió un paquete de bolsas. Esa celda huele a orín y a pupú

AFP

Manifestantes se concentran en las calles de Caracas, Venezuela. Foto:AFP

Patrón represivo postelectoral

Expertos de las Naciones Unidas llamaron la atención sobre un patrón represivo en Venezuela luego del 28 de julio, al que se le suma la desaparición forzada como práctica habitual.

Desde la elección hasta hoy, el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas documenta 27 desapariciones forzadas.

“Habría un patrón de desapariciones forzadas así llamadas, de corta duración, ocurridas en el contexto de las elecciones presidenciales en Venezuela, en contra de personas que ejercían su derecho a la libertad de asamblea pacífica y expresión, defensoras de derechos humanos, opositoras y periodistas, entre otros”, recoge el informe presentado esta semana por el grupo.

Las víctimas fueron “detenidas por las autoridades del Estado, llevadas a centros de detención reconocidos, ahí serían mantenidas incomunicadas durante varios días, se lee en el texto.

Según este grupo de trabajo, las víctimas son principalmente defensoras de derechos humanos, quienes son o se perciben como opositores y quienes han ejercido su derecho a la libertad de asamblea pacífica y expresión.

ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN - CORRESPONSAL EL TIEMPO - CARACAS

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