El término es original de Le Luthiers y hace referencia a esa mezcla de añoranza y nostalgia con la que asistimos a la irremediable evolución de aquellos que han hecho historia en el fútbol mundial y ahora transitan por el declive.
Es una rareza el Toni Kroos que, con más planes y menos apegos, se va cuando le da su gana, sin esperar a que el sistema lo acorrale y después lo expulse. Hoy la noticia es que Cristiano Ronaldo falla en una liga menor, que Lionel Messi se lesiona en la aspiracional MLS, que Neymar vuelve a Santos porque está harto de ganar dinero lejos de los suyos, que Sergio Ramos deambula, que Keylor Navas agarra lo que puede y sí, que Falcao y James Rodríguez deciden, prioritariamente, por dinero.
Toni Kroos Foto:AFP
¿Y está mal? ¡Faltaba más! Es el rumbo natural en este multiverso en el que no nos hacemos más jóvenes, solo envejecemos en público. Si las estrellas pueden lamentar una pérdida será esa, haber hipotecado hasta el derecho de apagarse en privado, sin los focos apuntando a sus arrugas, a sus músculos debilitados, al morbo de su incapacidad para seguir el vértigo de los chicos.
Por eso vale la pena dejar de sufrir en vano en esa carrera sin sentido de querer ver a los ídolos a tope, como aún fueran muchachitos, y aterrizar en la realidad de verlos masticando frustración ante las nuevas generaciones, firmando contratos que después rompen por culpa del implacable paso del tiempo, ese que evidencia su pérdida de habilidad y los vuelve asombrosamente terrenales. Ya no tienen que ser figuras en ninguna parte, ni ganar pichichis ni convencernos de nada en absoluto. ¡Ya lo hicieron! Pero nosotros, déspotas y obsesivos, les fabricamos una absurda idea de éxito en la que ahora, que son mayores, no encajan. ¡Y los culpamos por eso! Cuánta demencia.
James Rodríguez. Foto:EFE
Si James y Falcao vienen a México y a Colombia porque a ese ritmo no se agotan, porque se sienten arropados y queridos, porque así se mantienen en el club de amigos de la Selección Colombia y encima no lloran sino que facturan, ¡están en todo su derecho! Es lo que corresponde a su momento y a su historia. Se lo han ganado.
El problema es para Lorenzo, que ahora tendrá que cambiar ese discurso de que los de Europa tienen prioridad, porque en su desdeñada liga colombiana ya tiene tres de sus indiscutibles (Ospina, Quintero y Uribe), que pueden ser cuatro si hay justicia con Andrés Román o hasta cinco si a Falcao se le brinda, por fin, el tributo que merece un goleador histórico. Los demás, a dejar de mirarse el ombligo y a entender no al fútbol sino a la vida: el éxito no tuvo nunca una única medida, hacen falta años para saberlo y un ego domesticado para dejar de perseguirlo.
Falcao García Foto:@MillosFCoficial
Jenny Gámez
Editora de fútbolred
@jennygameza