CIUDAD DE MÉXICO — Durante su reciente campaña presidencial, el Presidente Donald J. Trump se jactó de haber persuadido a México de desplegar 28 mil tropas a sus fronteras durante su primera Administración para evitar aranceles.
Este mes, Trump y México negociaron otro trato para enviar 10 mil miembros adicionales de la Guardia Nacional mexicana a la frontera para detener el flujo de migrantes y drogas —un acuerdo para evitar una vez más los aranceles estadounidenses. Trump ha defendido el acuerdo como una victoria para Estados Unidos.
No obstante, analistas dudan que soldados adicionales tengan mucho efecto para frustrar el movimiento de migrantes o drogas. En vez de ello, señalan que el despliegue acordado por la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, podría ir dirigido a satisfacer la afinidad de Trump por la negociación de acuerdos en lugar de ser una campaña bien pensada.
“Es mucho choque e intimidación, pero muy pocas políticas”, dijo Arturo Sarukhán, Embajador de México en Washington del 2006 al 2012.
Luego de que se alcanzó el acuerdo, circularon ampliamente videos de soldados mexicanos esperando para abordar vuelos y vehículos militares para su despliegue fronterizo. Pero no está claro qué harán en la frontera.
Hay pistas del primer mandato de Trump, cuando más de 20 mil tropas mexicanas fueron enviadas a las fronteras norte y sur del país para erigir puestos de control y dispersar a grandes grupos de migrantes.
México ya tiene una considerable presencia militar a lo largo de la frontera con Estados Unidos.
Sam Storr, quien da seguimiento a la actividad militar con el Programa de Seguridad Ciudadana en la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México, dijo que hubo un promedio mensual de mil 115 miembros de la Guardia Nacional y 7 mil 959 tropas del Ejército mexicano como parte de la aplicación de la ley migratoria en la frontera en el primer semestre del 2024.
Agregar 10 mil miembros de la Guardia Nacional podría “ser un aumento considerable”, apuntó Storr, pero también lo calificó de “confuso”. Dijo que el Ejército mexicano tradicionalmente ha llevado a cabo más incautaciones de drogas.
En lo que respecta a la inmigración, el flujo de migrantes que intentan cruzar a Estados Unidos ahora es una fracción de lo que alguna vez fue, luego de que México intensificó esfuerzos de seguridad el año pasado y la Administración Biden impuso restricciones al asilo.
Funcionarios de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos registraron unos 71 mil cruces ilegales al mes al final del primer mandato de Trump en diciembre del 2020. Si bien los cruces alcanzaron máximos históricos bajo el entonces Presidente Joseph R. Biden Jr. en el 2023, cayeron a alrededor de 47 mil en diciembre del 2024.
La mayor interrogante es qué pueden hacer las tropas adicionales, si acaso pueden hacer algo, para detener el flujo de fentanilo a Estados Unidos.
El reto de la interceptación de fentanilo es triple, comentan analistas. Primero, el fentanilo es compacto, y sólo se necesitan pequeñas cantidades para drogar a mucha gente, a diferencia de la cocaína. Es mucho más fácil introducirlo de contrabando en vehículos personales. Las fuerzas de seguridad mexicanas no registran vehículos en los puertos de entrada de Estados Unidos.
Además, la mayoría de los contrabandistas de fentanilo no son inmigrantes ilegales, como afirma Trump, sino ciudadanos estadounidenses que cruzan la frontera. Por último, aunque la Guardia Nacional está autorizada a realizar inspecciones, se necesitarían muchos más soldados para revisar eficazmente una gran cantidad de vehículos, lo que probablemente desaceleraría el comercio bilateral entre Estados Unidos y México.
“La militarización de la lucha contra las drogas no es nada nuevo”, dijo Stephanie Brewer, directora para México en el instituto de investigación Washington Office on Latin America. “En todo caso, esto es redoblar la apuesta en una guerra contra las drogas fallida que no ha hecho nada para detenerlas desde que comenzó hace décadas”.