América Latina pierde la lucha contra el hambre: 188 millones de personas no consumen los nutrientes necesarios

hace 6 horas 45

Es un hecho. En cinco años no será posible que el mundo haya erradicado el hambre, como fue el compromiso que asumieron en 2015 los gobiernos en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ese año definieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en el número 2 establecieron “crear un mundo libre de hambre para 2030”.

La razón de tan importante compromiso tenía que ver con que el hambre y la inseguridad alimentaria habían mostrado un incremento por una compleja interacción de factores como el cambio climático, la falta de presupuestos y las crisis económicas. Algo grave si se tiene en cuenta que el hambre y la malnutrición extremas van en contra de la dignidad de las personas y son unos obstáculos para su desarrollo y el desarrollo sostenible del planeta, ya que se traducen en individuos menos productivos, más propensos a las enfermedades y a menudo imposibilitados para ganar más y mejorar sus medios de subsistencia. Semejante problema requería una atención inmediata y unos esfuerzos globales coordinados.

La mala noticia es que ese contexto de hace diez años sigue igual, incluso peor y más agudizado para América Latina y el Caribe. La pandemia, los conflictos, el cambio climático y la profundización de las desigualdades, entre otros asuntos, han hecho que la lucha contra el hambre haya retrocedido 15 años. Así de contundente fue la conclusión a la que llegaron expertos en nutrición y seguridad alimentaria de Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Perú, reunidos hace unos días en Bogotá, durante el encuentro regional de la Red de Sociedad Civil del Movimiento Scaling Up Nutrition (SUN).

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Hambre. Foto:iStock

La red “promueve políticas y acciones efectivas para combatir la malnutrición y ha convocado a 5.000 organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo para que trabajen con sus gobiernos”, como explicó Alexandra Newlands, jefa de la Red de Sociedad Civil del Movimiento SUN.

En 2023, la inseguridad alimentaria, moderada o grave, afectaba a alrededor de 28 por ciento de la población de América Latina y el Caribe, lo cual representaba 188 millones de personas. Es decir, 36 millones más que en 2015, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y Unicef, presentados de manera reciente en el informe ‘América Latina y el Caribe: panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición’.

“Somos una región superdiversa, cada país tiene sus limitaciones y avances que obedecen a realidades diferentes y lo que vemos es que la desnutrición y la seguridad alimentaria no son solo problemas de salud o alimentación, también tienen que ver con el acceso al agua, la educación, la falta de información sostenible y actualizada, la voluntad política y los recursos disponibles”, señaló Jairo Rivera, doctor en Políticas Públicas y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, y autor del estudio ‘Prioridades de seguimiento y política pública en los países de la Red de Sociedad Civil del Movimiento SUN en América Latina y el Caribe’.

Este estudio mostró, entre otros, que la dieta más cara en el mundo está en América Latina, específicamente en Panamá. También que Guatemala es el caso más crítico de desnutrición crónica en menores de 5 años con una prevalencia del 46 por ciento. Le siguen Honduras, 19 por ciento; Ecuador, 18 por ciento; Panamá, 16 por ciento; Perú, 12 por ciento; Colombia, 11 por ciento; El Salvador, 10 por ciento, y Costa Rica, 8 por ciento.

Sin embargo, la situación puede ser peor, ya que Colombia, Costa Rica, Panamá y Honduras tienen datos anteriores a la pandemia. Colombia es el país que tiene el mayor rezago en información. Sus datos son de 2015, cuando se hizo la última ‘Encuesta nacional de situación nutricional’ (Ensin), que solía hacerse cada cinco años. Es decir, desde hace diez años el país no cuenta con información actualizada sobre el estado nutricional de su población, mientras que Perú o Ecuador levantan esta información anualmente.

La situación de Colombia

Precisamente, durante el espacio que la Red de Sociedad Civil de SUN y la Embajada de Francia tuvieron con representantes del Gobierno, cooperación internacional y Frente Parlamentario contra el Hambre, entre otros, la directora del programa Hambre Cero del Ministerio de Igualdad y Equidad, Kairen Margarita Gutiérrez, aseguró que Colombia tendrá una nueva Ensin para conocer su actual situación nutricional y un Conpes de derecho humano a la alimentación.

“Es importante resaltar que el país tiene un rezago estadístico. La Ensin tiene diez años, pero el Gobierno ha estado generando herramientas y presupuesto para actualizarla. Además, haremos una Ensin indígena, que nos va a recoger toda la información en materia institucional y de recursos. Los ministerios de Salud e Igualdad están en proceso de alistamiento”, explicó.

Según el informe serán más de 20 países los afectados en los próximos meses.

Colombia es el país que tiene el mayor rezago en información. Foto:iStock

Los expertos de Colombia celebraron la noticia porque “sin datos claros que midan la situación nutricional no se puede tener una intervención certera ni pertinente”, como indicó Juan Carlos Buitrago, director de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), integrante de la Red de Sociedad Civil SUN de Colombia. Buitrago también señaló la falta de una política pública actualizada que marque la ruta de un trabajo integral y articulado de todos los sectores, pues la que tenía el país finalizó en 2019.

Buitrago agregó que, en 2024, un total de 19,2 millones de personas padecieron insuficiencia alimentaria, es decir que no consumieron los nutrientes necesarios para llevar una vida saludable y activa. Además, casi un millón de niñas y niños están en riesgo de padecer desnutrición crónica, según el Índice de Desnutrición Crónica de la Fundación Éxito. “Estudios demuestran que quienes sufran esta enfermedad en su infancia tendrán 14,6 puntos menos de coeficiente intelectual, cinco años menos de educación y 54 por ciento menos de salario en su vida adulta”, explicó.

Las estrategias

Para ganarle la lucha al hambre, los expertos señalaron la necesidad de realizar esfuerzos multisectoriales inmediatos que incluyan información sostenible y actualizada, voluntad política y recursos ejecutados de manera eficiente. “Ante ello, va el llamado a realizar acciones conjuntas entre Estado, sector público, organismos internacionales y sociedad civil. Como dice el proverbio africano: si quieres llegar rápido, ve solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado”, señaló Jairo Rivera.

Durante el encuentro, los expertos establecieron compromisos para llevar a la Cumbre de Nutrición para el Crecimiento (N4G), que se realizará en París, entre 27 y 28 de marzo. Este es el espacio que se da cada cuatro años para que el mundo se comprometa con la nutrición. “Esta cumbre pretende movilizar y fomentar compromisos políticos y financieros ambiciosos para luchar contra la malnutrición en todas sus formas: desnutrición, carencias de micronutrientes, entre otros.

“N4G debe ser un punto de inflexión en la nutrición, debe ser una cumbre que provoque un cambio de paradigma. Los objetivos son poner la nutrición en el centro de la agenda del desarrollo sostenible; hacer de la lucha contra la malnutrición una causa universal; garantizar la continuidad del proceso y los compromisos con la buena nutrición y mantener un alto nivel de compromiso político y financiero con la nutrición”, señaló el embajador de Francia en Colombia, Sylvain Itté.

Los expertos reunidos en Bogotá recordaron que el costo anual de la inacción en desnutrición crónica, bajo peso al nacer y anemia se traduce en costos económicos que representan el 1 por ciento del PIB mundial debido a pérdidas cognitivas (304 millones de puntos de coeficiente intelectual perdidos) y de mortalidad (1,3 millones de muertes infantiles en el mundo), como lo ha señalado Nutrition International. En cambio, por cada dólar invertido para enfrentar la desnutrición se producen 23 dólares de retorno, lo que genera 2,4 billones de dólares en beneficios económicos, como indica el Banco Mundial, 2024.

Hambre

Por cada dólar invertido para enfrentar la desnutrición se producen 23 dólares de retorno.  Foto:Getty Images / iStockphoto

“En un mundo de abundancia es inaceptable que más de 700 millones de personas se acuesten con hambre. Hagamos de la cumbre un momento de inflexión para que la nutrición sea prioridad en nuestros países. Todos somos responsables”, puntualizó Newlands.

Un panorama desalentador

Según el estudio ‘Prioridades de seguimiento y política pública en los países de la Red de Sociedad Civil del Movimiento SUN en América Latina y el Caribe’:

  • La desnutrición crónica en la mayoría de los países de AL es superior entre los 1 y 3 años, aunque en Costa Rica es mayor la prevalencia en los primeros 6 meses.
  • Ecuador, El Salvador, Costa Rica y Colombia son los países que no han logrado reducir la desnutrición crónica.
  • Guatemala, Honduras, Ecuador y Panamá presentan las prevalencias más altas de desnutrición crónica infantil.
  • Guatemala, Honduras, Colombia y Ecuador son los países con mayores prevalencias de bajo peso al nacer.
  • Panamá, Colombia, Perú y Honduras son los países con prevalencias más altas en anemia en mujeres en edad fértil (15 a 49 años).
  • Los tres países que han agravado sus niveles de lactancia materna exclusiva son Costa Rica, Honduras y Perú.
  • Los cuatro países con prevalencias más altas de inseguridad alimentaria son Honduras, Guatemala, El Salvador y Ecuador.
  • Los países con costos de dieta saludable más altos son Panamá, Honduras, Costa Rica y Colombia.

Ángela Constanza Jerez 

Especial para EL TIEMPO

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