Al menos seis de cada 10 colombianos aún no pueden acceder a un crédito formal, advierte Anif.

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Aunque el acceso al crédito formal sigue avanzando en el país, el indicador de profundización financiera se situó en noviembre pasado en 42,8 por ciento (este es el saldo de la cartera bruta como proporción del PIB), el camino que queda por recorrer en ese frente es bastante largo y prueba de ello es que el 65 por ciento de los colombianos aún no tiene acceso a un préstamo formal, siendo uno de los mayores obstáculos para ello la permanencia en el mercado de la tasa de usura que impacta con mayor fuerza a las poblaciones más vulnerables. 

Un reciente estudio adelantado por Colombia Fintech, en colaboración con el centro de estudios económicos ANIF, que consultó la opinión de 1.221 hogares y 1.009 MiPymes, puso en evidencia la verdadera situación de millones de colombianos frente al limitado acceso al crédito en el país, el cual es 'desigual e inequitativo'.

Las conclusiones de dicho análisis, presentadas este jueves 23 de enero durante el foro "El costo de la exclusión en Colombia. El impacto de la tasa de usura para la inclusión financiera", indican que casi cuatro de cada 10 colombianos de bajos ingresos recurren a prestamistas informales a quienes les paga tasas de interés de más del 380 por ciento. 

Ese costo es más de más de 10 veces la tasa de usura, mientras que el que les cobran los informales a las empresas (gota a gota), una  tasas promedio de 666,5 por ciento, es casi 23 veces el límite legal permitido.

"Cuando las MiPymes logran acceder a crédito formal, las tasas de interés son considerablemente más bajas. Por ejemplo, la tasa de endeudamiento promedio con los bancos es del 12,7 por ciento, mientras que con las cooperativas es del 20,3 por ciento, con microfinancieras alcanza el 25 por ciento y con proveedores de crédito digital el 22,6 por ciento", explicó José Iganacio López, presidente de Anif, quien sostuvo que no todas las fuentes informales imponen costos tan altos como el gota a gota. Las tasas de interés con las casas de empeño llegan al 34,6 por ciento, con cadenas al 48,1 por ciento y con proveedores comerciales al 34,7 por ciento, lo que demuestra que el crédito informal sigue siendo un recurso costoso, aunque ligeramente más accesible.

También dejó ver que hoy el el 12 por ciento de los usuarios del  crédito está en manos del gota a gota y las casas de empeño. En los bancos está un 33,6 por ciento de dichos usuarios, mientras que el 15,4 por ciento recurrió a un préstamo familiar o del algún amigo o allegado cuando necesitó financiación.

Otras alternativas de financiación a las que recurren los colombianos reveladas por el estudiop de dichas entidades son las compañías de telecomunicaciones (telcos) que abarcan un 9,3 por ciento de los usuarios del crédito en el país; también están ahora los distintos proveedores de créditos digitales o fintechs que tienen una cuota de este mercado del 7 por ciento, las  microfinancieras, con el 5,9 por ciento, las cooperativas, el 7,1 por ciento) y otras fuentes, como Nequi, Daviplata o Rappicredit, que participan con el 4,4 por ciento.

“La prioridad debe ser luchar contra la informalidad y la exclusión financiera. En un sistema financiero con más competencia y más eficiente, existen alternativas a la tasa de usura para crear mecanismos de protección al consumidor, pero que vayan de la mano con la profundización del acceso al crédito, particularmente en los sectores más vulnerables ” aseguró Gabriel Santos, presidente ejecutivo de Colombia Fintech.

Según en estudio, el endeudamiento promedio en los hogares colombianos alcanza 10,3 millones de pesos y buena parte de estos recursos los están proveyendo los prestamistas informales. De ese total, los bancos financian a unos 3,5 millones, los familiares y amigos aportan 1,6 millones y el gota a gota cerca de 1,3 millones por hogar.

Pagos del gota a gota

Según lo explicado por López, el gota a gota opera bajo esquemas que imponen condiciones financieras extremadamente desfavorables para sus usuarios. "Las personas y las MiPymes que acceden a este tipo de préstamos enfrentan una alta frecuencia de pagos y plazos muy cortos, lo que resulta en costos desproporcionadamente altos", señala el directivo de Anif.

Comenta, con base en los resultados de la encuesta, que cerca del 41 por ciento de los hogares reporta realizar pagos diarios, mientras que el 29,5 por ciento los hace de manera mensual, frecuencias que implica que, en promedio, los usuarios terminan pagando hasta 3,2 veces el monto inicial de su préstamo en un plazo de 2 meses y hasta 5,6 veces si los plazos se extienden a 8 meses.

Foto Anif-usura

José Ignacio López, presidente de Anif; Gabriel Santos, presidente de Colombia Fintech, y Marcela Torres, gerente General de Colombia Fintech, durante el foro en el que se presentó el estudio.  Foto:Anif

En el caso de las MiPymes, el 52,2 por ciento de las empresas reporta pagos diarios, mientras que el 35,9 por ciento lo hace

semanalmente. La mayor frecuencia implica que terminan pagando más de 9 veces el monto inicial en un plazo de hasta 2 meses. Este es el plazo habitual de los créditos a los que acceden 3 de cada cuatro Mipymes en el país, precisó López.

Carga financiera

En cuanto a los recursos que destinan los colombianos para cumplir con sus obligaciones financieras, la encuesta permitió establecer que una de cada 3 personas en el país destina más del 30 por ciento de su salario al pago de deudas poniendo en riesgo su estabilidad financiera. En las empresas ese porcentaje es similar, lo que afecta su potencial de crecimiento y sostenibilidad. 

El nivel de escolaridad de los usuarios del crédito también influye en las decisiones de endeudamiento de las persona, revela el estudio. Según este, cerca de las personas con educación primaria recurren a financiamiento informal, mientras que aquellos con educación superior tienden a hacerlo en menor medida (alrededor del 30 por ciento). Esto refleja una deficiencia en los conocimientos financieros básicos y subraya la necesidad de promover la educación financiera en el país.

“Los resultados de la encuesta demuestran que la tasa de usura fracasó. Lejos de proteger a los colombianos, la regulación está limitando la oferta de crédito, particularmente, para los segmentos más vulnerables de la población. Es momento de dar un debate informado frente a la tasa de usura, no podemos seguir dejando a las personas y empresas en manos del gota a gota", insistió el presidente de Colombia Fintech.

Propuestas

Ante esa realidad y los resultados arrojados por la investigación, Colombia Fintech y Anif hicieron una serie de recomendaciones de política pública para dinamizar el mercado de crédito. Plantearon, por ejemplo, la necesidad de establecer una metodología clara de cálculo del interés bancario corriente (IBC) que incluya la separación de los créditos de consumo y ordinario, para representar de forma adecuada las condiciones del mercado. 

Dicho cambio generaría una expansión de hasta 10 billones de pesos, o del 4,9 por ciento, en el stock total de la cartera disponible de crédito de consumo, al elevar el techo normativo y permitir la colocación de créditos a perfiles de mayor riesgo. En términos prácticos, este cambio correspondería a un aumento en 8,9 millones de desembolsos promedio de consumo de bajo monto, indicaron.

Proponen, además, que todas las modalidades de crédito existentes en el mercado puedan ser otorgadas a través de tarjetas de crédito y otros sistemas tecnológicos. La regulación actual establece que solo el crédito de consumo puede ser otorgado a través de tarjetas de crédito lo que limita la inclusión financiera.

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