La convención liberal de hace unos días tuvo como gran ganador al expresidente César Gaviria, que será director de la colectividad por dos años más ante una votación mayoritaria. Fue una muestra de fortaleza política. No obstante, el evento celebrado en Cartagena también dejó ver la desconexión que habría entre las cabezas de los partidos y sus congresistas, que son la representación de estos en el Legislativo.
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Por un lado, están las posiciones de Gaviria y otras son las que expresan los congresistas en su actividad diaria.
“El presidente Petro habla de cambio, pero hemos cambiado para mal. Está destruyendo el sistema de salud, lo cual perjudica sin remedio a los más pobres y a centenares de miles de la clase media. Ha deteriorado los sectores productivos que generan empleo para los más necesitados. Ha roto los principios sagrados de la democracia, como el respeto a la independencia de la justicia y la libertad de prensa, solo para satisfacer sus objetivos personales”, dijo Gaviria, que fue más allá y se califico como uno de los “jefes del partido opositor al presidente”.
Pero esto no se ha traducido de la misma forma en el Legislativo. Si bien es cierto que hay algunos de la cuerda del expresidente en línea ideológica y son contrarios al gobierno Petro, buena parte de los liberales figuran de los principales aliados del Ejecutivo en el Congreso, sobre todo en Cámara. A esto hay que sumarle que el avance de las reformas del gobierno ha sido en gran medida gracias a los senadores y representantes del partido rojo. Por ejemplo, aunque Gaviria ha sido un férreo crítico de la reforma de la salud, los representantes liberales han sido cruciales para que la iniciativa siga su camino en la Comisión Séptima.
Esa desconexión evidente en la convención no solo se vio en las filas rojas. En esta ocasión se invitaron a directores de otros partidos y estuvo Alexander Vega, exregistrador y copresidente del Partido de la U. Este habló a nombre de su colectividad para aceptar el llamado de Gaviria de crear un solo bloque que pueda responder a un candidato proveniente del petrismo.
“El Partido de la U y nuestra bancada estamos listos, señor presidente, y le auguro buen tiempo y buena mar, pero sobre todo mucha lucidez, que la vamos a necesitar, para esto”, fueron las palabras de Vega, que no fueron bien recibidas al interior de la colectividad.
EL TIEMPO consultó a congresistas de distintas vertientes de la colectividad y varios coincidieron en que esta postura no fue consultada con las bases y causó mucha molestia. “En el partido hay voces que están en la dirección del actual gobierno y esa postura les genera malestar”, comentó uno de los legisladores. Otro fue más allá y señaló que se le pedirá a Vega que guarde mesura con sus palabras, pues “toma atribuciones sin darle la potestad para eso”.
Más allá de este episodio, se preguntó por la relación con los copresidentes, Alexander Vega y Clara Luz Roldán, y la mayoría la calificó como un “tire y afloje”. Aunque los eligieron en la convención de ‘la U’ que se celebró en marzo, eso no quiere decir que sus posiciones son compartidas con los legisladores. No obstante, varios señalaron que no es un tema nuevo y que esto ha pasado con las últimas direcciones.
La única colectividad que ha dejado ver mayor cercanía entre sus directores y la bancada ha sido la conservadora, en gran parte porque los presidentes del directorio han salido de los mismos congresistas. Primero fue el senador Efraín Cepeda, hoy presidente del Congreso, y ahora es es la senadora Nadia Blel, presidenta de la Comisión Séptima.
Sin embargo, aún allí se han dejado ver fracturas al interior de la colectividad. Mientras que Cepeda y ahora Blel han expresado sus posturas en contra de varios proyectos del gobierno, y hasta han hecho llamados a posiciones unánimes de bancada para votarlos de forma negativa, buena parte de los representantes azules en Cámara han asumido una agenda que es más bien cercana al presidente Petro.
Ante este fenómeno, senadores y representantes de dicha colectividad hablaron con este diario y todos reconocieron que hay una división entre las dos bancadas. “En general es que Senado y Cámara andan con agenda diferente”, dijo uno de los conservadores que pidió reserva. “Está dividido entre Cámara y Senado”, señaló otro, que a la vez reconoció que en la bancada de Senado hay tres perfiles que son directamente afines al gobierno.
Esta distancia que hay entre congresistas y sus directivas también se ha dejado ver en que se ha convertido en una rareza en el último tiempo las decisiones de bancada. Mientras que a comienzo de mandato de Gustavo Petro era común que los directores de las colectividades convocaran a sus congresistas para discutir los proyectos y asumir posiciones conjuntas, como ocurrió con la primera reforma de la salud, ahora no se han abierto estos espacios.
En cuanto a otras colectividades, se ve una mayor sintonía con las cabezas en las colectividades de oposición y aún así se ven congresistas con agenda propia. En cuanto a la Alianza Verde, su fraccionamiento entre afines y contrarios al gobierno hace que cada sector maneje posturas propias. Los únicos que han mostrado una unidad en ese sentido son los del Pacto Histórico, pues la directiva final viene del presidente Gustavo Petro. Aún así, tampoco se ven directivas fuertes con ascendencia en sus credenciales.
Las razones de esta brecha
Aunque se podría decir que esa brecha se ha dado por la estrategia del gobierno Petro de romper los partidos, como lo hizo el exministro del Interior Luis Fernando Velasco -que le apostó a ganarse cada voto-, este fenómeno viene de más atrás, según comentan los expertos.
Álvaro Tirado Mejía, historiador y experto en el tema partidista, indicó que durante mucho tiempo en Colombia hubo un bipartidismo real -liberales y conservadores- en el que había “una compenetración de los dirigentes y de la población que votaba. Había una identidad”. En ese sentido hizo recordó que lo que decía “López Michelsen se volvía mandato en los liberales, asimismo cuando hablaba Ospina Pérez o Laureano Gómez en los conservadores. Se acataba con fervor. Había disciplina, a veces se exageraba”.
Luego explicó que este proceso de desarticulación de los partidos en Colombia se ha venido dando desde el frente nacional, pues la repartición del poder entre liberales y conservadores hizo que “fuera lo mismo” que ganara uno u otro. “Comenzó un desafecto de la población hacia los partidos”, indicó el académico, que a renglón seguido añadió que la dinámica colombiana hace parte de “un fenómeno político mundial, la mayoría de los partidos se han diluido, con algunas excepciones”.
La profesora Patricia Muñoz, directora de posgrados de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana, ahondó en la explicación de esta brecha en que “los congresistas no alcanzan sus curules en una relación directa y armónica con los partidos y sus directivas”.
“Los congresistas hacen su tarea política de manera individual, ponen los recursos, movilizan a los electores y forman sus cuadros regionales. No hay una relación de ascendencia en el sentido de colaboración y construcción de partido”, concluyó.
JUAN SEBASTIÁN LOMBO DELGADO
Redacción política