Las asambleas extraordinarias de accionistas de los Grupo Sura y Argos, a mediados de octubre del presente año, en las que se decidió levantar los conflictos de intereses a los miembros de sus juntas directivas para que puedan deliberar sobre las alternativas estratégicas de dichas compañías respecto de sus inversiones cruzadas en ambas organizaciones, fue el preámbulo del fin definitivo de lo que se conoció por años como uno de los emporios empresariales más grandes del país: el Sindicato Antioqueño o Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).
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El punto de partida, sin lugar a dudas, tuvo origen en la toma hostil que la familia Gilinski inició en noviembre del 2022 con las sucesivas opas por Grupo Sura y Grupo Nutresa y que año y medio después concluyó con el control absoluto por parte de los inversionistas vallecaucanos (99,38 por ciento) de la organización dedicada al procesamiento de alimentos, luego de una fuerte disputa que alcanzó a asomarse a los tribunales de justicia del país.
Hoy los Gilinski están apunto de cederles una buena participación en el negocio de Nutresa a sus socios árabes IHC Capital Holding LLC (IHC), quienes tienen proyectado expandir esas operaciones a África y Asia, donde tienen inversiones relacionadas.
Con la salida de Nutresa del GEA, con la que se dio inicio al desenroque accionario de más de 40 años, a Sura y Argos no les queda alternativa distinta que terminar de romper esas inversiones cruzadas, por lo que anunciaron al cierre de la semana anterior sus intenciones de encontrar salidas transparentes a esa situación, en donde ya no habrá inversiones de una en la otra, en beneficio de todos sus accionistas, para enfocarse cada una en sus negocios, el sector en el caso de Grupo Sura, y la infraestructura, los materiales y la energía, en lo que corresponde a Grupo Argos, según lo dieron a conocer al mercado, a través de la información relevante de la Superintendencia Financiera.
Los anuncios revelados el viernes anterior se sintieron en el mercado bursátil colombiano, donde las acciones tanto de Sura, Argos y Cementos Argos fueron protagonistas. El título de la primera fue la de mayor valorización de la jornada (3,5 por ciento), junto con la preferencial Grupo Argos (3,32 por ciento).
En cuanto a las acciones más negociadas en esa primera jornada bursátil de la semana, la de Cementos Argos se ubicó en la segunda posición, después de la Preferencial Bancolombia. El tercer lugar fue para el título de Grupo Argos, que cerró la jornada con una caída de 1,91 por ciento en su precio, mientras la preferencial de Grupo Sura ocupó la cuarta casilla entre las más transadas del lunes, según el reporte de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC)
Salidas al desenroque
Las directivas tanto de Sura como de Argos ya iniciaron un plan de estudio para determinar cuál puede ser la mejor salida a la encrucijada en que se encuentran, que según analistas del mercado debe quedar solucionado lo más pronto posible.
"Es una decisión que debía tomarse antes de que se vencieran los patrimonios autónomos donde se tienen una parte de las acciones, para evitar que las empresas cayeran en imbricación (pues) está prohibido que una sociedad controlada tenga acciones de su propia matriz", explica Felipe Campos, gerente de Investigaciones Económicas y Estrategia de Grupo Alianza.
Una de las opciones que están sobre la mesa es la venta de esas participaciones, según fuentes de Sura, pero es una decisión que aún no se ha tomado, y sobre lo cual las directivas no quieren pronunciarse aún hasta tanto no se tenga claridad sobre la estrategia a seguir, según indicaron, a través de su oficina de comunicaciones.
Para Felipe Campos, gerente de Investigaciones Económicas de Grupo Alianza, hay más de una opción para romper el enroque. Una de estas es que las dos empresas se vendan entre sí las acciones que tienen de la otra. Una segunda alternativa, es que entre a la escena un tercer comprador que adquiera a una de las dos firmas su participación en la otra empresa. Pero también existe la posibilidad de hacer una combinación entre las dos primeras opciones.
“A nivel de gobierno corporativo implica que al no tener participaciones cruzadas ambas empresas serían administradas de forma independiente, donde sus juntas directivas tendrían una menor relación entre sí”, explicó el experto.