El sábado 14 de enero de 2023, en horas de la noche, se presentó un fuerte aguacero el cual, según las autoridades, estuvo acompañado por vientos de más de 100 km/h.
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Esta situación generó diversas afectaciones, entre ellas inundaciones en los deprimidos de algunos puentes e intercambios viales de la ciudad. En uno de estos, llamado el deprimido de los músicos, sector Conquistadores, una camioneta Audi con una pareja en su interior intentó, sin éxito, cruzar por el enorme charco de agua, lo que terminó en tragedia.
Luis Gonzalo Estrada Suárez, de 51 años, y Alexandra Salazar Diosa, de 42 años, fallecieron ahogados aquella noche al no poder salir del vehículo.
Las autoridades del momento anunciaron medidas de choque para prevenir que situaciones como esta se repitan nuevamente.
El entonces alcalde Daniel Quintero contó que se implementaría un sistema de talanqueras, el cual mediría el nivel del agua "y cuando detecte que el soterrado se esté inundando, se cierre y ya con los bomberos, tránsito y la policía se hagan cierres adicionales para mitigar el riesgo”.
Cuando detecte que el soterrado se esté inundando, se cierre y ya con los bomberos, tránsito y la policía se hagan cierres adicionales para mitigar el riesgo
Terminó la alcaldía Quintero y esta iniciativa no se aplicó y en los casi dos años de la alcaldía de Fico parece que no tampoco es prioridad.
Este medio le consultó al Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) sobre la iniciativa e indicaron que, después de hacer los respectivos estudios se definió que no es una solución viable.
Explicó la entidad que, después de evaluar los pasos a desnivel más críticos en Medellín, se llevó a cabo un análisis hidrológico en conjunto con la revisión del Plan de Manejo de Tránsito.
Dicho estudio indicó que las talanqueras no brindarían las condiciones de seguridad adecuadas para la comunidad, dado que la visibilidad y el ángulo de observación podrían convertirse en obstáculos que dificultarían la evacuación en caso de emergencia.
“Por lo tanto, la entidad implementará otras medidas preventivas desde el proyecto Siata en articulación con la Alcaldía de Medellín, Dagrd y EPM, con el fin de desarrollar un plan de acción conjunto que permita mitigar los posibles efectos adversos en los pasos a desnivel”, informó el AMVA.
Asimismo, la autoridad ambiental indicó que reforzará las estrategias de pedagogía y comunicación para sensibilizar a la ciudadanía sobre las acciones a seguir en situaciones de riesgo para preservar la seguridad de los habitantes metropolitanos.
Expertos opinan
Para Juan David Pérez, Especialista de Gestión del Riesgo de Desastres y quien tiene experiencia de más de 10 años como funcionario de Defensa Civil y más de 16 años como funcionario del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (Dagrd), esta solución sí es efectiva y estuvo de acuerdo en su implementación.
El experto opinó que el efecto y el fin de las talanqueras es viable y lo comparó con el sistema que se aplica en los cruces de ferrocarril, en el que, de manera automatizada la talanquera actúa interrumpiendo el tráfico vehicular cuando va a cruzar un tren.
“En este caso, para gestión del riesgo desastres, es totalmente viable que esas talanqueras estén unidas a unos protocolos del sistema de alerta temprana ambiental -como el Siata- y las autoridades de tránsito locales y que permitan reducir las condiciones de riesgo que se generan por causa de las fuertes lluvias”, opinó Pérez.
Agregó al respecto, que en la región ya existe un modelamiento suficiente para establecer el nivel de riesgo y/o el monitoreo de los niveles de agua en los deprimidos de la ciudad y eso permitiría reducir las incidencias.
Genera riesgos porque a veces -sobre todo cuando está lloviendo muy fuerte- la visibilidad es poca y puede ser que alguien no las vea y pueda causar accidentes
En caso de que algún día esta iniciativa se aplique, para el experto es vital que se dé a conocer el mecanismo de diferentes maneras para que la ciudadanía esté enterada.
“Generar también algunas acciones que conlleven a la no práctica de la evasión de estos elementos móviles en la vía, ya que la gran cantidad de motocicletas que tienen la ciudad implicaría que, eventualmente, algunos puedan llegar a evadir las talanqueras y eso daría como resultado una no efectividad de la herramienta”, expresó Pérez.
Por su parte, Luis Javier Montoya, docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Medellín y líder del Grupo de investigación en calidad del agua y modelación hídrica de la misma universidad, opinó que la situación de los deprimidos es un problema complejo de manejar dentro del drenaje urbano.
“Lo de las talanqueras tiene sus cosas buenas, en el sentido de que impediría que los vehículos ante ciertos tipos de riesgos ingresen al deprimido, pero también genera riesgos porque a veces -sobre todo cuando está lloviendo muy fuerte- la visibilidad es poca y puede ser que alguien no las vea y pueda causar accidentes y más congestión”, expresó el profesor Montoya.
Añadió que, para él, una herramienta como esta debe ir acompañada con sistemas de alarma temprana de prevención y orientación, que no necesariamente hay en la ciudad.
De igual forma, considera el docente que es más efectivo hacer el mantenimiento de los deprimidos e implementar sistemas de drenaje más eficientes en los mismos para evitar estas inundaciones.
“Lograr que esos deprimidos no se inunden implicaría instalar sistemas de bombeo grandes, sistemas de alarmas que se activen con los eventos de lluvia grandes y eso requiere inversiones de infraestructura más o menos robustas, pero creo que la ciudad está caminando hacia eso”, afirmó el experto.
Una conjetura que va de la mano con lo dicho en su momento por las autoridades en Medellín en 2023 cuando presentaron el Plan Maestro a 30 años para mitigar riesgo de emergencias por lluvias.
“Hoy, por ejemplo, el alcantarillado de la ciudad, que fue diseñado hace más de 70 años para flujo libre, está pasando que está corriendo a presión y toda el agua que está cayendo no está siendo procesada por este sistema. Eso va a implicar inversiones que van a superar $10 billones en el cambio de alcantarillado”, advirtió Daniel Quintero en su momento.
Lo que ha hecho la Alcaldía
En días pasados, ante el anuncio de la llegada de la segunda temporada de lluvias en el Aburrá, la administración distrital anunció que viene llevando a cabo una labor de limpieza y desobstrucción de soterrados, sumideros y tuberías.
“El distrito acaba de culminar el segundo ciclo de las intervenciones en los soterrados, aproximadamente cada 3 meses, estamos interviniendo los 15 soterrados que hay en Medellín, limpiando 351 sumideros. Buscamos evitar las inundaciones que afectan no solo la movilidad, sino que presentan problemas en otras partes de la ciudad", manifestó el subsecretario de Gestión Ambiental, Carlos Velásquez.
Adicional a esto, se han desobstruido 82 metros horizontales de tubería subterránea para evitar que los sistemas de alcantarillado colapsen bajo la presión de las lluvias.
El funcionario agregó que están enfocándose en estrategias de prevención más amplias ante las lecciones aprendidas de anteriores temporadas de lluvias.
En el pasado, la falta de mantenimiento en las infraestructuras de drenaje ha generado grandes problemas de inundaciones en distintas zonas
“En el pasado, la falta de mantenimiento en las infraestructuras de drenaje ha generado grandes problemas de inundaciones en distintas zonas, con daños materiales significativos, pérdidas humanas y la paralización temporal de la movilidad en algunas áreas clave”, puntualizó Velásquez.
Por su parte, desde el AMVA informaron que el Fenómeno de La Niña tiene un 71 por ciento de probabilidad de desarrollarse entre noviembre y enero.
“La temporada de lluvias, que comenzó en el mes de septiembre, ha mostrado un comportamiento ligeramente por debajo del promedio histórico. En octubre y noviembre se esperan lluvias dentro de los rangos habituales, con precipitaciones significativas. Para el último mes del año existe una leve posibilidad de registros por encima del promedio”, afirmó Lina Ceballos, Coordinadora de Geociencias del Siata, quien agregó que “la cantidad de lluvia en el Valle de Aburrá varía según la ubicación geográfica del municipio. En Caldas se acumulan cerca de 2.500 m.m (milímetros) de precipitación anual, mientras que en Bello el promedio es de aproximadamente 1.400 m.m”.
ALEJANDRO MERCADO
Redactor de Nación
Medellín