El territorio actual de Estados Unidos se extiende desde la frontera con Canadá hasta los estados que limitan con México, que anteriormente formaban parte del gobierno mexicano. Con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado en el año 1848 para poner fin a la guerra, el gobierno estadounidense adquirió el 55 por ciento del territorio de su país vecino.
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La guerra tomó un rumbo desfavorable para el gobierno mexicano cuando las tropas estadounidenses comenzaron a avanzar y forzaron el retroceso del ejército de México, el cual se refugió en la región de Guadalupe Hidalgo. Meses antes, en septiembre de 1847, el gobierno mexicano se rindió ante Estados Unidos y entró en negociaciones para poner fin al conflicto bélico tras la derrota de su ejército y la caída de la capital, Ciudad de México.
Las negociaciones fueron encabezadas por Nicholas Trist, secretario jefe del Departamento de Estado, quien determinó que Washington no entendía la situación en México y negoció el tratado de paz por su cuenta desafiando así al presidente.
El tratado estableció la adquisición de Estados Unidos de los estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, la mayor parte de Arizona y Colorado, y partes de Oklahoma, Kansas y Wyoming, así como también México renunció a todos los derechos sobre Texas y reconoció el Río Grande como la frontera sur.
Luego de una larga negociación, el tratado se firmó el 2 de febrero de 1848 en Guadalupe Hidalgo, poniendo fin oficialmente a la guerra entre Estados Unidos y México con la incorporación del 55 por ciento del territorio mexicano.
El acuerdo entre México y Estados Unidos
A cambio de la adquisición del territorio, Estados Unidos le pagó a México aproximadamente US$15'000.000 "en consideración a la ampliación de las fronteras de Estados Unidos", y acordó además pagar a los estadounidenses las deudas que el gobierno mexicano tenía con ellos.
Asimismo, el acuerdo incluyó la protección de la propiedad y los derechos civiles de los ciudadanos mexicanos que vivieran dentro de las nuevas fronteras de Estados Unidos, junto a la promesa del país de vigilar sus fronteras y el arbitraje obligatorio de futuras disputas entre los dos países.