Todo el personal, eclesiástico o laico, desde los ceremonieros a los ascensoristas, que estarán vinculados en la organización del cónclave para elegir al nuevo Papa, prestarán este lunes juramento para guardar absoluto secreto de todo lo que ocurra.
A partir del miércoles 7 de mayo, los llamados "príncipes de la Iglesia" se encerrarán en la Capilla Sixtina hasta elegir al nuevo pontífice en una votación incierta y sin claros favoritos.
El término cónclave, que deriva del latín 'cum-clave', designa un espacio reservado en la casa, precisamente "cerrado". El de este año será el número 76 de la historia de la Iglesia y el número 26 celebrado bajo los auspicios del Juicio Final de Miguel Ángel.
La Capilla Sixtina del Vaticano se prepara para el Cónclave. Foto:EFE
Durante los días que dure la elección, los 133 cardenales electores deberán cumplir una rigurosa serie de normas dictadas por la Constitución Apostólica 'Dominici Gregis universes'. Entre ellas guardar absoluto secreto sobre lo que ocurra en las votaciones, de modo que, cualquiera que infrinja esta norma, se enfrenta a la pena máxima prevista por la Iglesia católica: la excomunión.
También se castiga cualquier intento de influir en la campaña electoral.
Las medidas afectarán al Secretario del Colegio Cardenalicio, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y los Ceremonieros Pontificios, pero también médicos y enfermeras, ascensoristas del Palacio Apostólico, personal encargado de los servicios de comedor y limpieza o, incluso, el personal de floristería y los servicios técnicos, así como el coronel y un mayor de la Guardia Suiza Pontificia destinados a la vigilancia en las inmediaciones de la Capilla Sixtina.
Después de ser instruidos sobre el significado del juramento, deberán pronunciar y firmar personalmente la fórmula prescrita ante el camarlengo, Kevin Joseph Farrell.
Al jurar confidencialidad significa que no podrán revelar nunca, lo que ven o escuchan. La fórmula del juramento, que será un acto privado, lejos de cámaras y periodistas.
"Prometo y juro observar absoluto secreto con cualquiera que no forme parte del colegio de cardenales electores, y esto a perpetuidad a no ser que reciba permiso especial expresamente dado por el nuevo pontífice elegido o por sus sucesores, sobre todo lo que directa o indirectamente se refiere a la votación y al escrutinio para la elección del sumo pontífice", reza el juramento.
Y prosigue: "Asimismo prometo y juro abstenerme de utilizar cualquier medio de grabación, audición o visualización de cualquier cosa que tenga lugar en la Ciudad del Vaticano durante el período electoral y, en particular, de cualquier cosa que esté relacionada directa o indirectamente con las operaciones conectadas con la elección misma".
Los cardenales realizarán su juramento tras su entrada el 7 de mayo por la tarde en la Capilla Sixtina . Una vez jure el último de los electores, el maestro de las celebraciones papales, Diego Ravelli, pronunciará las dos palabras que abrirán oficialmente el cónclave: "Extra omnes" , es decir, todos fuera, cerrando con llave la puerta del lugar.
Los cardenales deben elegir al próximo papa. Foto:AFP
El cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia durante 40 años, se dirigirá a los electores para la segunda meditación prevista por la Constitución.
Una vez terminada su reflexión, el cardenal Cantalamessa abandonará la Capilla Sixtina junto con el arzobispo Ravelli y los cardenales harán la primera de las votaciones.
El Cónclave será presidido por el cardenal Pietro Parolin, en ausencia del decano, el cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años .
*Con información de Efe.