El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está buscando múltiples maneras de hacer realidad su promesa de campaña: deportar a 1'.000.000 de inmigrantes irregulares. Sin embargo, las cifras de devoluciones que se conocen hasta ahora muestran que será difícil para el gobierno alcanzar esa cifra.
La estadística, repetida en varias ocasiones por el vicepresidente, J. D. Vance, y el zar fronterizo, Tom Homan, resuena casi a diario en la administración, al tiempo que los funcionarios intentan descifrar de qué manera se puede cumplir.
Especialmente porque en la cabeza de los estadounidenses y del mundo quedó impregnada la promesa que hizo Trump durante la campaña para las elecciones presidenciales de realizar la "mayor deportación de la historia".
Problemas para las deportaciones de Trump
Según las estimaciones oficiales, 11'.000.000 de inmigrantes indocumentados viven actualmente en Estados Unidos. De hacer realidad su promesa, Trump superaría por mucho lo alcanzado por sus antecesores. Sin embargo, especialistas ven muy difícil que eso realmente puede suceder.
Según un artículo de The Washington Post, Stephen Miller, el asesor senior de la Casa Blanca a quien se le atribuye la construcción de las políticas de inmigración de Trump, está en constante contacto con personal del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés). Asimismo, también con otras agencias federales para encontrar la manera de ir hacia este objetivo lo más rápido posible.
Por ahora, la realidad es que las cifras de deportaciones están por debajo de las reportadas por en el período del expresidente Joe Biden.
Las medidas del gobierno de Trump
Una de las principales razones por las que el número de deportaciones no crece es porque los cruces fronterizos irregulares han disminuido con la llegada de Trump.
Cuando asumió el poder, el mandatario declaró en emergencia la frontera con México y eliminó programas como CBP One, lo que ha provocado que haya cada vez menos devoluciones en caliente, que son las que históricamente han alimentado la cifra de deportaciones.
Otro de los problemas es el poco presupuesto y personal migratorio y judicial para llevar a cabo estos procedimientos, muchos represados ante la imposibilidad de los funcionarios de despacharlos con rapidez.