La sonrisa es una expresión facial que transmite una amplia gama de emociones, desde alegría y felicidad hasta nerviosismo o sarcasmo. Este acto es una forma de comunicación no verbal poderosa que puede conectar a las personas y mejorar las relaciones.
Conforme a los criterios de
Por lo anterior, muchas personas se someten a diversos tratamientos para mejorar el aspecto de los dientes y perder el temor a sonreír. Sin embargo, no siempre todo sale como se espera, pues recientemente se conoció la historia de una mujer que perdió su dentadura tras someterse a un procedimiento.
Medios de comunicación internacionales documentaron la historia de Alana Boone, una mujer de 26 años, originaria de Bélgica, que tras someterse a una cirugía dental perdió todos sus dientes y la dejó con una fuerte recuperación dolorosa y costosa.
El padecimiento que sufrió Alana comenzó en enero de 2021, cuando tomó la decisión de empezar un tratamiento dental en Turquía, con el fin de mejorar el aspecto de su sonrisa.
La mujer, anhelaba un cambio estético en su dentadura y al consultar varias opciones, quiso recibir la intervención en una clínica de Turquía, donde le ofrecieron una tentadora ‘promoción’.
Esta clínica dental le realizaría un tratamiento completo que incluía la colocación de coronas dentales por un precio inicial de 6.720 euros, que corresponden aproximadamente a 30 millones de pesos colombianos, presupuesto en el que además cubrían los gastos de transporte y hospedaje.
Sin embargo, lo que debía ser un tratamiento para mejorar su sonrisa y fortalecer su autoestima se convirtió en su peor pesadilla y un fuerte dolor que le cambiaría para siempre la vida.
El procedimiento comenzó el 26 de julio de 2021, cuando los ‘profesionales’ realizaron el desgaste de sus dientes naturales para preparar la colocación de las coronas o cascarillas.
“Sentí mucho dolor desde el primer día, pero el personal me aseguró que era normal”, le contó la mujer a ‘Need to Know’. A medida que avanzaban los días y los diferentes procedimientos, el dolor se intensificó, hasta que fue necesario desvitalizar sus dientes, un proceso en el que se elimina la pulpa dental afectada.
Aunque la colocación de las coronas permanentes es un proceso que se realiza en poco tiempo y sin tanto sufrimiento, Alana comenzó a experimentar un dolor intenso y constante.
Tras haber culminado el procedimiento y regresar a su ciudad de origen, el dolor y malestar continuó y en vez de desaparecer, solo empeoró. La joven de 26 años contó que, a los pocos días, sintió “surcos” en sus encías y un sabor desagradable en la boca, que interpretó como las señales de que algo estaba mal.
Luego de varios meses de asistir a consultas, que no tuvieron éxito y la falta de soluciones, decidió buscar una segunda opinión en su país, donde recibió un diagnóstico devastador.
Los especialistas de Bélgica descubrieron que el tratamiento odontológico había sido un mal procedimiento y lo catalogaron como “un desastre absoluto”.
Alana se encontraba ante una situación crítica y sin opciones a corto plazo. Según los dentistas locales, solo quedaban tres alternativas, todas ellas costosas, con presupuestos más costosos de lo que ya había gastado en el proceso estético.
Finalmente, la única opción que los médicos locales encontraron para calmar el dolor de Alana fue la extracción total de la dentadura. En abril de 2024, se realizó el procedimiento y desde entonces, la joven lleva una vida sin dientes.
“Antes de someterte a un procedimiento en otro país, piénsalo bien. Si algo sale mal, tendrás que enfrentar las consecuencias en tu propio país y, en muchos casos, los costos se triplican”, aconsejó.
Más allá del dolor físico, el impacto emocional y social también ha sido devastador para Alana. “Me siento limitada en todos los aspectos; extraño poder comer y reír sin reservas. Esta experiencia me ha pasado factura en más de un sentido, pero estoy decidida a seguir adelante”, concluyó.
ALEJANDRA HERNÁNDEZ TORRES
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO