Con la victoria de Trump, América Latina se enfrenta a una etapa incierta. La política exterior de EE. UU., marcada por la reindustrialización y una mirada hacia dentro, podría debilitar las relaciones históricas entre dicho país y la región, advierten los expertos.
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Para América Latina y el Caribe, el retorno de Trump a la Casa Blanca es visto con escepticismo. Según Víctor M. Mijares, profesor del Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales de la Universidad de los Andes y experto en política internacional, la elección de Trump podría traer una “nueva era de vacas flacas” para la región.
Además, Mijares señala que este giro hacia la reindustrialización puede derivar en una nueva ola de inflación en Estados Unidos, generando tensiones no solo internas sino también con sus socios comerciales en la región.
"A medida que Estados Unidos implemente políticas de reindustrialización y aplique el "America First" de manera más agresiva, América Latina podría quedar reducida en la agenda de EE. UU. a un problema migratorio. Este problema migratorio, asociado al crimen organizado y las drogas, podría hacer que la región pierda tracción e interés, no solo en la Casa Blanca, sino también entre los votantes hispanos legalmente establecidos en Estados Unidos", sostiene Mijares .
Factores que podrían explicar la victoria de Donald Trump
Según Juan Albarracín, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Illinois, la campaña de Harris representaba un esfuerzo estratégico del Partido Demócrata por mantener un mensaje progresista, aunque, para muchos votantes, las promesas de una mejora económica inmediata parecían insustanciales.
"Aunque Harris presentó un plan económico sólido, la percepción negativa sobre el manejo económico de la administración Biden fue decisiva. Para muchos votantes, el peso de la inflación y la percepción de que la economía no mejoró en sus vidas cotidianas pintaron un panorama difícil para Harris", explicó Albarracín.
Trump logró capitalizar la insatisfacción de amplios sectores, consolidando su base electoral y apelando al sentido de urgencia económica de muchos estadounidenses. "Los resultados reflejan la pérdida de conexión del Partido Demócrata con sectores de la clase trabajadora, un fenómeno que deberán abordar si quieren recuperar su relevancia", añadió Albarracín.
Por su parte, Mijares señala que la derrota de Harris también revela cómo la percepción de la seguridad y los temas económicos influyen profundamente en el comportamiento electoral.
"La lección más importante para los políticos en democracias modernas es que los problemas que afectan a las mayorías son los que realmente construyen una estrategia electoral ganadora. Harris enfocó su campaña en temas importantes, pero quizás no tan prioritarios para la mayoría de los votantes. Al final, fueron la economía y la seguridad las que definieron esta elección", afirmó Mijares.
Así interpretan la derrota de Kamala Harris y del Partido Demócrata
El revés electoral también plantea retos significativos para el Partido Demócrata. Como indica Mijares, la polarización no solo se reflejó en las bases republicanas sino también en el propio electorado demócrata, quienes, según el experto, “enfocaron sus energías en las guerras culturales mientras que la población en general estaba más preocupada por la economía”. Esta situación llevó a una desconexión del partido con sectores clave del electorado, particularmente con votantes de la clase trabajadora.
Desde una perspectiva étnico-racial, Katherine Arboleda, investigadora de la Universidad del Valle, añade que, aunque Harris no ganó, su candidatura representa un avance simbólico para la comunidad afrodescendiente, especialmente para las mujeres afroamericanas que aspiran a ocupar cargos políticos.
"Harris demostró una agudeza discursiva que fortalece la credibilidad de las líderes negras en el ámbito político estadounidense. Su campaña fue un ejemplo de la destreza comunicativa que las minorías requieren para establecerse en un entorno político adverso. Esto sienta las bases para futuras candidaturas de afrodescendientes, aunque el respaldo en estados clave deberá trabajarse de manera más sólida", señaló Arboleda.
Una reflexión similar plantea María Camila Hernández Ceballos, coordinadora de Incidencia política y docente de la Universidad Icesi, quien plantea que: "Kamala Harris representa, desde una perspectiva de género e interseccional, un avance histórico para los colectivos de mujeres y personas afroamericanas".
El impacto global de la victoria de Trump
El panorama para los próximos años en Estados Unidos apunta a una polarización sostenida, tanto en términos políticos como sociales. Según Mijares, el resurgimiento de figuras conservadoras jóvenes, como J.D. Vance, marca el inicio de una nueva etapa en la élite política estadounidense, en la que el Partido Republicano se consolida alrededor de un ideario más nacionalista y menos inclinado a la diversidad.
Albarracín, por su parte, advierte que Trump regresará a la Casa Blanca con una experiencia gubernamental previa y un Congreso favorable, lo cual facilitará la implementación de su agenda. “La nueva Corte Suprema, alineada con los valores republicanos, podría dar un espaldarazo a sus políticas, generando inquietud entre sectores progresistas que temen un retroceso en temas de derechos civiles”, afirmó el profesor, aunque señala que es muy pronto para establecer cualquier pronóstico.
Para Hernández, no solo quedan en riesgo derechos fundamentales de los grupos minoritarios en ese país, también preocupa la influencia que las decisiones puedan tener en la región. "Una administración que no promueva la equidad racial y de género, se puede traducir en cinco años de gestión en los que se reduzcan los programas de apoyo para mujeres afroamericanas, como becas y subsidios educativos o de vivienda. Situación que refleja y acentúa la discriminación racial estructural que se ha puesto en evidencia a través de casos como el George Floyd, en el año 2020", afirmó.
DEYNER CAICEDO CAMACHO
Redacción política.