Como había prometido durante su campaña electoral, Donald Trump anunció esta semana el nombramiento del los magnates Elon Musk y Vivek Ramaswamy como cabezas de un nuevo departamento, el de Eficiencia Gubernamental, que se encargará de evaluar recortes al gasto federal y la eliminación o cambio de muchas de la regulaciones que rigen a la industria privada.
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Si bien los detalles de la nueva dependencia no son claros, la decisión desata polémica pues implica entregar una poderosa cartera a multimillonarios, en particular a Musk -dueño de Tesla y SpaceX-, que le brindaron apoyo político y financiero a su candidatura presencial. Particularmente, en el caso del magnate de origen sudafricano fue de casi 120 millones de dólares, además de todo el respaldo que le concedió a la campaña Trump a través de X (antes Twitter) de la que también es dueño.
En principio, más que un departamento, Musk y Ramaswamy liderarán una comisión que, según Trump, operará por fuera de la administración pero en coordinación con la Casa Blanca y su oficina de presupuesto para brindar recomendaciones concentradas en recortar regulaciones y personal, así como reformar las operaciones federales.
De acuerdo con el presidente virtual de Estados Unidos -y lo dicho por Musk- será una especie de Proyecto Manhattan –en alusión al esfuerzo que concluyó con la construcción de la bomba atómica-, pero para acabar con la "corrupción" que supuestamente existe en las entidades gubernamentales, así como cortar las amarras -regulaciones- que impiden el progreso de la empresa privada en Estados Unidos.
Entre ellas, las que existen para proteger el medioambiente y las que regulan la industria automovilística. Musk es dueño de Tesla que produce carros eléctricos.
“Tenemos una cuarta rama del gobierno, el Estado administrativo, que nuestros padres fundadores no imaginaron. Eliminar el exceso de burocracia será bueno para nuestra economía y para nuestro espíritu nacional", dijo Ramaswamy, un multimillonario exejecutivo farmacéutico que fue rival de Trump para la nominación del partido republicano a la presidencia y que ahora se incorporará a su gabinete.
La idea, ha dicho Trump, es que la nueva comisión haga un estudio y luego emita sus recomendaciones antes de julio del 2026.
¿Qué dudas existen sobre el nuevo departamento que liderarán Musk y Ramaswamy?
Lo que no está claro es cómo se financiará esta nueva comisión o departamento, ni otros detalles como cuántos empleados tendría o si sus recomendaciones serán acogidas ya que el gasto federal es potestad del Congreso e implementado por la Casa Blanca. Lo mismo sucede con las regulaciones, que requieren del visto bueno del legislativo.
Pero, dado que los republicanos controlarán ambas cámaras del Congreso a partir del 6 de enero de 2025, es muy probable que muchas de las ideas de Musk y Ramaswamy terminen adoptadas tanto en el presupuesto como a través de leyes.
La gran preocupación radica en la amplia variedad de intereses comerciales que tienen tanto Musk como Ramaswamy y el poder que ahora tendrían para regular estas industrias
De ser así, en la práctica, esta es una situación que podría tener grandes repercusiones tanto para la manera como opera el gobierno como para los millones de trabajadores federales.
Los analistas, de momento, son escépticos frente a su impacto real y lo ven más como una promesa de campaña que luego terminará diluyéndose entre la burocracia y los contrapesos de las cortes, que con seguridad terminarán involucradas.
También hay dudas sobre las expectativas creadas por Musk, que son descritas como poco realistas.
Durante la campaña presidencial, el magnate habló de recortar más de dos billones de dólares del presupuesto federal, una suma que es superior a los presupuestos combinados de los Departamentos de Defensa, Seguridad Interna y Educación.
¿Puede haber un conflicto de intereses?
Pero, al margen de eso, la gran preocupación radica en la amplia variedad de intereses comerciales que tienen tanto Musk como Ramaswamy y el poder que ahora tendrían para regular estas industrias. Así mismo, la intervención directa de multimillonarios en los designios de la administración Trump.
En el caso de Musk, sus empresas en las industrias automotriz (Tesla) y espacial (SpaceX) han crecido gracias a contratos y subsidios gubernamentales. Pero, a su vez, lleva años criticando las regulaciones que se imponen a sus negocios.
Al menos, el 55 por ciento de los trinos de Musk relacionados con las elecciones contuvo información engañosa o falsa.
En particular, SpaceX, porque es uno de los principales clientes del departamento de Defensa y la Nasa y con los que actualmente tiene más de 60 contratos vigentes.
En otras palabras, una vez se cree el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, Musk sería el supervisor de las agencias que hoy lo supervisan. O, al menos, podría hacer recomendaciones para limitar su poder o eliminarlas.
El impacto de X y las redes sociales en la promoción de Trump
Así mismo, su llegada a la administración plantea otra suerte de dudas. Como por ejemplo, la politización de las redes sociales. Desde que Musk compró Twitter, la red social se ha convertido en un megáfono para sus causas. Particularmente, en esta ocasión, utilizó X para promover abiertamente la candidatura de Trump y hasta ventilar desinformación y noticias tendenciosas que, según analistas, tuvieron un serio impacto en la decisión de millones de votantes.
De acuerdo con una investigación de CBS, respaldada por el Centro Internacional de Periodistas contra la Desinformación, al menos, el 55 por ciento de los trinos de Musk relacionados con las elecciones contuvo información engañosa o falsa.
Dado que los republicanos controlarán ambas cámaras del Congreso a partir del 6 de enero de 2025, es muy probable que muchas de las ideas de Musk y Ramaswamy terminen adoptadas
Lo más curioso en el caso de Musk es que hasta hace muy poco se afiliaba con el partido demócrata. De hecho, el magnate votó por Biden en las elecciones del 2020 y siempre fue muy crítico del hoy presidente electo Donald Trump.
Pero, en las elecciones legislativas del 2022 anunció que había votado por los republicanos en Texas e inició un giro hacia posiciones de derecha con énfasis en la retórica antiinmigrante.
Algo llamativo, pues Musk mismo es un inmigrante y de acuerdo con una serie de investigaciones periodísticas que salieron durante la campaña, una de sus primeras empresas (con la cual se hizo rico) la fundó cuando era un estudiante y no tenía permiso de trabajo, algo que Musk niega pero que su hermano, Kimbal, ha reconocido.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington