Volver a la niñez, eso es lo que se siente al escuchar cualquiera de las piezas musicales de Marlore Anwandter, la compositora de los canticuentos más recordados por los colombianos.
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Con una personalidad que parece salida de un cuento encantado, Marlore ha logrado crear un universo único en su música, donde la fantasía y la magia cobran vida. Sus composiciones, llenas de imaginación y encanto, reflejan su amor profundo por Colombia.
Pues lo que muchos no saben es que este país, con sus paisajes y culturas, fue la fuente de inspiración de esta chilena que se enamoró de Colombia desde que tocó tierra: las doradas playas del Caribe, el fértil Valle del Cauca, donde recorre el emblemático trencito cañero, los majestuosos páramos, los cerros de Bogotá y la imponente selva amazónica. Cada rincón colombiano ha sido un escenario vital para sus melodías.
EL TIEMPO habló con Marlore Anwandte sobre recordadas canciones como 'La Bruja Loca', 'Sammy, el heladero' y 'La serpiente de tierra caliente', éxitos que sin duda alguna han quedado grabados en la memoria y el corazón de los niños colombianos desde su lanzamiento en 1975.
¿Qué le inspiró para comenzar a crear canticuentos?
Colombia me regaló los canticuentos a mí y estoy muy agradecida
Me inspiró Colombia.
Mi familia llegó a vivir a Colombia, un país que yo no conocía porque nosotros venimos de Chile. El país me fascinó desde el primer día, desde el día que me bajé del avión.
La maravilla de naturaleza que tiene, la gente, el clima excelente. Incluso, las nubes de Bogotá porque Bogotá fue el primer lugar donde aterrizamos.
Yo siempre digo que fue Colombia la que me dio los canticuentos. Fue, en realidad, como una magia que se me metió al corazón.
Así que en todas partes veía cómo salían estas canciones, estas historias, con los animales tan lindos, tan extraños, extraños para mí. Y entonces por eso digo que Colombia me regaló los canticuentos y estoy muy agradecida.
¿En qué momento decide empezar a crear canticuentos?
Yo ya había hecho canciones y había hecho dos discos en Chile, entonces ya tenía la experiencia más o menos de escribir una canción, de hacer canciones.
Me inspiraron estos cerros de Bogotá tan lindos y tan llenos de magia
Aquí la primera que hice fue 'Los burritos de Bogotá' y la hice cuando llegué porque los burritos bajaban la leña del monte y nos la traían a casa.
Bajaban los dos animalitos con el leñador y se me ocurrió esta canción porque estos vecinos, nuevos vecinos que teníamos, fueron tan gentiles de invitarnos a celebrar Navidad con ellos. Nosotros aquí no conocíamos a nadie y yo no sabía qué llevarles de regalo y cuando hice esta canción, la llevamos como regalo a nuestros vecinos.
También me inspiraron estos cerros de Bogotá tan lindos y tan llenos de magia.
¿Cuáles son los tres canticuentos que usted considera sus favoritos? ¿Tiene alguno?
No, son todos como mis hijos, mis pollitos, no tengo ningún canticuento especial, pero ... mis hijos y todos me dicen que soy 'La bruja loca', entonces tal vez ese se me quedó de favorito, pero todos son mis favoritos.
Yo creo que algunos han tenido un favoritismo entre los niños y esa es una de las cosas por las que estoy tan agradecida, de como los canticuentos repercutieron en sus corazones.
¿Crees que los canticuentos son importantes en el desarrollo de los niños?
A mí me interesa es que los niños lo aprecien como música, como cuento, como entretención, como algo que los llene
No sé, para ser franca. No quiero enseñar nada, ni dar lecciones de nada. A mí me interesa que los niños lo aprecien como música, como cuento, como entretención, como algo que los llene, los entre un poquito al mundo de la música, de la letra y sobre todo del cuento.
Yo escribo pensando en estos cuentacuentos antiguos que iban de pueblo en pueblo, diciendo las noticias, o en la madre que le lee a su hijo en la noche.
Ese es el ambiente en el que yo escribo los canticuentos, pensando en esa clase de niños y de situación.
¿De pronto hay alguna historia que usted recuerde en el que un niño o algún padre de familia le agradeció por una canción?
Una vez yo iba en un avión y un niñito que iba sentado con su papá que le estaba cantando 'El avión minino'.
Entonces yo le pregunté, ¿cómo sabe esa canción si estamos en otro país? Es que él le tiene miedo de volar, así que yo le canto 'El avión minino' todo el trayecto para que no tenga miedo.
Ese tipo de cosas a mí me derrite, en realidad me derrite.
O ahora que recibí la noticia de un colombiano que está haciendo su doctorado en las selvas de la amazonas boliviana y llegó un chico de los indígenas ahí y se puso a cantar 'La Serpiente de tierra caliente'.
Eso para mí es una maravilla, entonces esas cositas son especiales para mí
¿De pronto recuerda alguna anécdota memorable durante la creación de los canticuentos?
Cuando íbamos por el Valle del Cauca se presentó un trencito cañero, que de ahí salió la canción de 'El trencito Cañero' y mientras yo estaba encantada con el trencito y pensando en la canción, mi marido que iba manejando iba furioso porque no lo podía pasar.
Entonces eran como dos cosas diferentes que teníamos de una misma impresión y de lo que nos estaba diciendo el trencito cañero, a él que le estaba molestando y yo estaba fascinada.
¿Hay algún canticuento que escribió y no lo publicó?
Lo que a mí se me ocurre, lo escribo y siguen naciendo canciones
Tengo todavía muchos canticuentos sin publicar, porque lo que a mí se me ocurre, lo escribo, canción que se me ocurren, la escribo y siguen naciendo canciones, a pesar de que ya he dado muchas vueltas alrededor del sol, entonces siempre siguen naciendo canciones.
¿Cómo escoge los personajes de los canticuentos?
Esos aparecen solos, delante de mí o hay alguna cosa que me inspira, me llega del cielo.
Aunque esté pasando la aspiradora, de repente, ¡pum! ¡Pum! La desenchufo y me pongo a escribir porque la vibración de la aspiradora parece que me sacudió el cerebro y me salió una canción.
Entonces, en todos lados, en todas partes, como te digo, los canticuentos me los dio Colombia, la naturaleza.
De hecho, 'La iguana y el perezoso' nació cuando un niño estaba con una iguana y estaba lloviendo. El niñito debajo del paraguas con su iguanita y a mí se me ocurrió: 'Por Dios, esta iguanita debe tener tanto frío que necesita un tintico, un cafecito colombiano y ahí salió 'La iguana y el perezoso'. Íbamos bajando justamente hacia el Río Magdalena.
¿De donde sale la inspiración de 'Sammy, el heladero?
'Sammy, el heladero' era un señor chileno que tenía una gran fábrica de helados y todos los domingos, yo llevaba a los niños a su heladería.
Y entonces un día me dijo: '¿Sabes? Tienes que hacerme una canción', porque él se llamaba Samuel, y todos los conocían como Samuel, el gran heladero. 'Entonces, tienes que escribirme una canción que se llame 'Sammy, el heladero'.
¿ Y 'El Negro Cirilo'?
Desde pequeña me fascinaba el Amazonas, me fascinaba la selva, sin conocerla, pero yo me iba de viaje mentalmente a la zona. Entonces de ahí salió, un día se me ocurrió.
¿Qué elementos considera esenciales al escribir un canticuento?
Esa etapa tan linda del niño inocente que se imagina cualquier cosa
La sencillez, que sea sencillo, que sea directamente a los niños como un cuento. A mí me vale más el cuento que la música y que sea del mundo de los niños, totalmente infantil.
Esa etapa tan linda del niño inocente que se imagina cualquier cosa y lo que a mí me gustaría es que cada niño se imagine su personaje, a su manera de pensarlo, a su manera de crearlo.
¿Si no hubiera comenzado a escribir canticuentos, cree que estaría escribiendo algo enfocado en niños?
Sí, sí, solamente en niños. Es que yo creo que yo también quedé medio infantiloide. Llegué a ser vieja, pero bastante infantiloide. Entonces, ese mundo lo ando trayendo encima de mí.
Entonces, siempre va a ser que voy a escribir para niños, y cuentos para niños.
Rondas de preguntas rápidas: sí y no
¿Crees que los canticuentos ayudan al desarrollo creativo de los niños?
Ojalá que sí. Sí. Listo.
¿Algún día pensaste que los canticuentos iban a tener el impacto que tuvieron en los niños?
Jamás, nunca, no del porte de un buque, jamás, porque cuando iniciamos éramos un grupito de cantores, sin ninguna experiencia, los niños cantaban porque les gustaba, se nos ocurrió ofrecerle a Codisco un programa, digamos, un proyecto de canciones, y nos aceptaron.
Entonces nos fuimos a vivir a Estados Unidos, yo viví en otras partes, en el oriente, en todo México, y nunca estaba aquí para ver cómo se desarrolló Canticuentos. Un día llegué a Colombia y me encontré que las vitrinas estaba llena de nuestros canticuentos.
¿Amas escribir canticuentos?
Me encantan, sí, sí, sí, sí.
GERALDINE BAJONERO VÁSQUEZ
Periodista Últimas Noticias de EL TIEMPO