Muchos opinan que dos de las cosas primordiales para tener un buen día es dormir y bañarse, ambas totalmente relajantes. Sin embargo, las condiciones que las personas suelen tener para estos rituales varían según sus gustos y el nivel de comodidad que cada individuo busque.
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Desde meterse a la cama con sábanas limpias hasta bañarse con una toalla recién lavada, son aspectos que definen la satisfacción de estos placeres cotidianos. No obstante, mantener hábitos de higiene óptimos de manera regular es necesario, sobre todo si se trata de cuidar la salud.
¿Sabía que las toallas y las sábanas pueden acumular una gran cantidad de bacterias y microorganismos invisibles? Tal y como lo afirmó el medio ‘BBC’, los tejidos tienden a retener restos de polvo, pelo, piel muerta, caspa, maquillaje, cremas y sudor, elementos que son proliferantes de bacterias, hongos y ácaros.
La importancia de lavar regularmente las sábanas
Aunque a plena vista esta ropa de cama parezca estar limpia, la realidad es que acumulan una serie de microorganismos que se pueden adherir a su piel.
El departamento de epidemiólogos e infecciones de la universidad de Cambridge publicó un estudio que afirma que una de las razones por las que se debe cambiar los tendidos es por el sudor.
El flujo del aire es esencial para tener un sueño óptimo, debido a la frescura que puede otorgar. Además, las células muertas, que naturalmente tiene su piel, se adhieren a las sábanas cuando duerme.
El problema con esto es que la acumulación de estas células llama la atención de diminutos animales que se alimentan de ellas llamados ácaros, artrópodos que pueden causar alergias y problemas respiratorios en las personas.
Por ello, los expertos recomiendan cambiar las sábanas una vez por semana, o cada dos si así lo prefiere. Sumado a esto, es importante que establezca una rutina para mantenerlas en buen estado, como lo es ventilar la cama con frecuencia.
¿Cada cuánto hay que lavar las toallas?
Una encuesta liderada por ‘BBC’ reveló que un gran por ciento de la sociedad no tiene certeza de la frecuencia con la que se debe lavar el elemento que usamos para secarnos el cuerpo. Para este estudio, se consultó la opinión de 2.200 adultos en el Reino Unido.
Muchas veces nos dejamos llevar por la apariencia: si la prenda huele mal y encontramos manchas en ella, es más que obvio que está sucia. Sin embargo, las señales físicas no siempre revelan la realidad detrás de las bacterias que pueden acumular una toalla.
Este objeto está diseñado con tejido grueso para retener la humedad y cumplir su función, aspecto que favorece la proliferación de bacterias, al ser un ambiente propicio para el crecimiento de microorganismos.
La acumulación de estos gérmenes puede representar un grave peligro para la salud, sobre todo si el elemento en cuestión se usa para secar distintas partes del cuerpo.
Si llega a haber alguna herida o lesión en la piel, estos microorganismos podrían entrar al sistema y causar infecciones graves, de acuerdo con lo expuesto por Sally Bloomfield, médica experta en higiene del hogar y en la prevención de enfermedades infecciosas.
Por ello, es recomendable lavar las toallas aproximadamente cada tres usos. Sin embargo, la experta resalta que aquella que se usa especialmente para el secado de manos, debe ser cambiada con mayor frecuencia al estar más expuesta a gérmenes y suciedad.
JOHAN STEVEN GUERRERO
EQUIPO ALCANCE
EL TIEMPO